entrevista con diez

Mauricio Dubón deja la puerta abierta en el fútbol: “Me gustaría hacer como Polache y jugar un partido de Liga Nacional”

El pelotero hondureño se prepara para su cuarto año con los Gigantes de San Francisco. Su meta es afianzarse en Grandes Ligas.
Mauricio Dubón quiere afianzarse en las Grandes Ligas y tiene la espinita de jugar en Liga Nacional.

Ganador del Premio DIEZ 2021 al mejor deportista hondureño del año, el beisbolista sampedrano Mauricio Dubón tiene una meta clara para el 2022: afianzarse en Grandes Ligas con los Gigantes de San Francisco.

La lista de todos los ganadores de los Premios DIEZ 2021

Tras un año de altibajos en el bateo, el catracho pasó la mayor parte de la temporada tratando de retomar su mejor nivel en el plato en el segundo equipo de la franquicia, Sacramento Rivercats, donde en 63 juegos se despachó con 41 carreras, 82 hits y ocho jonrones en sus 247 turnos a base, promediando un récord de .332 con el bate.

El hondureño (nacido el 19 de julio de 1994) volverá al rooster del primer equipo, que tuvo la mejor temporada regular en la MLB en la campaña anterior, y es uno de los candidatos a llegar a la Serie Mundial, el sueño de Dubón como beisbolero, algo que añora desde sus inicios en la pelota chica de la cual se enamoró a pesar de que todos se decantaran por la número cinco.

Mauricio compartió una amena charla con DIEZ en la que relató lo que tuvo que hacer para ser nombrado el mejor deportista del año. Anécdotas en su estancia en la MLB, su relación con estrellas del deporte catracho y su otro amor: el fútbol.

¿Es Dubón tan bueno potreando como para llegar a la Liga Nacional? El catracho no descartó jugar un tiempo como profesional en el fútbol de Honduras.

En un país donde casi todos practican el deporte, has sido votado como el mejor atleta del 2021. ¿Qué significa para ti ser el mejor deportista hondureño en los Premios DIEZ?

Es un premio que tiene un valor sentimental porque soy de Honduras, como deportista siempre paso viendo a DIARIO DIEZ, y demás medios. Poder ser elegido con esto es un logro muy importante como hondureño. He tenido varios premios con el esfuerzo, pero uno al principio no piensa en ganar premios sino en hacer un buen trabajo y así han venido los resultados.

¿Te imaginabas qué algún día te ibas a convertir en el mejor deportista hondureño?

Sí (risas). Siempre tuvo eso en la mente. La gente decía que era arrogante, pero siempre quise ser el mejor en lo que hago y tengo bastante orgullo de ello. Siempre tuve esa meta de llegar a Grandes Ligas y tener éxito.

La diferencia conmigo fue que no hubo un camino derecho, siempre pude brincar sobre obstáculos, y todavía lo sigo haciendo. Todas esas cosas que uno hace que la gente no ve, gracias a eso hay resultados. Es el actuar contra la adversidad, la mayoría de gente en el deporte falla, uno medio mira algo difícil y se hace hacia atrás pensando ‘ya no puedo’ en vez de seguir empujando hacia adelante.

¿Qué tuviste que pasar para llegar a Grandes Ligas?

Uffff... recuerdo que cuando vivía en San Pedro Sula, había una señora que me pasaba trayendo enfrente de la ColviSula para llevarme junto al capitán del equipo hacia La Lima para practicar, todas las tardes de lunes a viernes. También mi papá (Danilo Dubón) solía manejar desde la casa hasta Nicaragua solo para que me vieran scouts internacionales.

Recuerdo que tenía 14 años, manejamos hacia Managua (capital nicaragüense, 9 horas de viaje) para unas visorias de los Cardenales de San Luis (MLB). Estando allí, el scout prefirió contratar a alguien de su país que a mí. Todo bien. Después cuando me mude a Estados Unidos (California, a los 15 años) los Cardenales me invitaron a hacer unas pruebas ya que estaba interesados en mí. Yo les conté lo que sucedió en Nicaragua y que el scout me rechazó porque disque yo no era de Grandes Ligas ya que era muy flaco y mi swing no funcionaría... él fue despedido ya que no pudo ver lo que tenía y se encuentra sin trabajo.

Siempre sufro de discriminación, pero es normal, así como en el fútbol; ¿a quién preferís: un delantero brasileño o un centroamericano? Son sacrificios de los que uno debe hacer para llegar hacia donde quiere estar.

¿Llevas a Honduras dondequiera que estés?

Siempre. Es el lugar que me hizo y de donde vengo. Mis amigos siguen siendo los mismos, cada vez que voy a Honduras los visito. Siempre soco por la Selección. Soy el típico hondureño, solo que mi trabajo es diferente. Todos los partidos de la Selección los veo, jueguen bien o mal. Le suelo escribir a (Alberth) Elis o ‘Choco’ (Lozano). Lastimosamente no se dio la oportunidad esta eliminatoria, pero son cosas que pasan. Aunque pierdan, digo que no lo voy a ver siempre estoy con el teléfono en la mano viéndolos ja ja ja.

¿Qué tal es esa relación con las estrellas del deporte catracho? Fuiste a ver al Choco hace poco en el Bernabéu...

Sí, fui a ver al Choco cuando jugó el Cádiz en casa del Real Madrid. Le dije que iría al juego y que quería una camisa firmada por él, la cual me la dio. Solamente lo saludé, no pude pasarla con él después ya que andaba de vacaciones y no podría ir de arriba y para abajo. A Elis le dije que quería ir a verlo a Francia, pero ojalá se venga a España porque queda más cerca.

Esto se trata del apoyo que le da uno a su propio paisano, uno trata de quitar las insignias negativas sobre el hondureño con su compatriota. Hay que apoyar lo nuestro. Tenemos jugadores que están en Europa, un campeón mundial del boxeo (Teófimo López) ... son cosas de las que se debería hablar más en el país.

La gente dirá que porque juegan en Europa son agrandados y no es así. Recuerdo que a Elis le hablé por primera vez para que me ayudara con un torneo de softball que tenía para la fundación contra el cáncer. Es una persona humilde, gracias a Dios todos ellos tienen esa sencillez.

Así que eres bastante futbolero...

A mí siempre me gustó el fútbol, pero el béisbol tuvo algo en mí que me enamoró. Todavía tengo chance de jugar en la Liga Nacional, ojalá qué me den oportunidad, ja ja ja. Juego fútbol para cosas de agilidad en los entrenamientos.

En el colegio en San Pedro, el Liceo Bilingüe Centroamericano, jugaba de delantero. Incluse cuando llegué a EUA e hice la High School en la Capital Christian Center en Sacramento, California, la rompí en el fútbol. Metí 31 goles en 19 juegos, allí está en internet. La gente dirá que ‘los gringos son malos’, pero aquí no hay gringos, sino puro latino, ya más de barreada.

¿Qué te llevó a decantarte por el béisbol?

No se me viene a la mente la primera vez que fui a un campo de beisbol, solo recuerdo que estaba siempre en un diamante, crecí allí y he estado en uno desde que tengo memoria estoy allí. El béisbol tuvo algo en mí que me enamoró, yo desde temprana edad dije que quería jugar en Grandes Ligas.

Mi abuelo por parte de mi mamá jugó softball. Después lo hizo mi papá y el me lo inculcó. Es una bendición de tener ese ‘rigio’ con la pelota chica.

Sobre el fútbol si recuerdo la primera vez que fui al estadio. Fue en el Olimpia vs Marathón cuando Wilson Palacios anotó el gol de media cancha (11 de noviembre del 2006). Toda la semana hablé con mis compañeros que había ido al estadio y miré el golazo. Mi abuela (Norma Maradiaga) siempre fue Motagua, y yo por llevarle la contraria me hice Olimpia como lo es toda mi familia. Si uno no juega fútbol en Honduras, no tiene amigos. Algunos se enojaban cuando me iba a entrenar en vez de quedarme peloteando, yo les decía que potrear no me iba a dar de comer. Sin duda, tomé la decisión correcta.

¿Qué hubieras sido si no fueras beisbolista?

Futbolista. Me gustaría hacer las de Polache y jugar un partido de Liga Nacional (11 de enero del 2012 con Deportes Savio), aunque sea una vez. En cualquier rato llego a potrear en Honduras.

Entonces eras malo en lo académico...

No (risas). El estudio siempre es importante para que a uno no lo agarren de ‘papo’, gracias a ello pude tener una beca colegial en Estados Unidos. Con mi hijo primero será el estudio y después el béisbol, si quiere. Yo solo hice High School, pues cuando me firmaron tuve que dejar los estudios.

Desde que llegaste a California te convertiste en hincha de los GIgantes y la vida cruzó sus caminos en Grandes Ligas.

En California, los Gigantes era el único equipo que miraba. Lo escuchaba en la radio, lo miraba por la televisión y cuando iba al estadio (Oracle Park) decía ‘yo quiero jugar aquí’. Las vueltas de la vida me llevaron acá. En primer juego en el Oracle (29 de agosto del 2019) no lo podía creer, vine aquí cuando tenía 15 años y hacer mi debut diez años después fue algo de mucha satisfacción.

Aquí en la MLB no podés elegir donde querés ir, los Cerveceros me cambiaron y los Gigantes me eligieron. No me explicó cómo pasó, no tuve nada que ver, pero las cosas pasan por algo y cuando menos me doy cuenta estoy jugando con el equipo que ganó tres Series Mundiales en menos de cinco años (2010, 2012 y 2014).

Pasaste a jugar con tus ídolos en un lapso corto de tiempo. ¿Cómo es tu relación con figuras como Brandon Crawford, Buster Posey, Brandon Belt, etc.?

Es bonito porque uno les puede preguntar cosas que uno miraba como fanático y así es como se aprende. Crawford, un jugador que lo ha ganado todo, le pregunto cosas todos los días y él me responde cualquier cosa por más absurda que. Esto es con todos los que ganaron las Series Mundiales, Posey, Belt, Wilmer Flores... ellos ayudan para que podas descifrar un poquito cómo quieres ser en el diamante. Lo que les consultó son cosas sobre todo mentales o de juego.

Recuerdo estando el Dodgers Stadium, estaba pitcheando Julio Urias; le pregunto a Crawford cómo tira él y me respondió que hace esto y esto. Él (Brandon) me cochea, yo aprendo de alguien que ha ganado tantos premios (cuatro Guantes de Oro).

Te has de sentir en casa en los Gigantes al estar rodeado de tantos latinos...

Los latinos tenemos esa hermandad que nos ayudamos bastante del uno al otro. Cuando veo una bandera de Honduras en el estadio sé que es por mí, me llena de orgullo y felicidad. Siempre trato de llamar la atención para saludarlos después del juego y preguntarles de dónde son, siempre hago eso.

¿Cuáles han sido los momentos que más te han marcado en tu carrera hasta ahora?

Uno feliz, sería mi primer jonrón (6 de septiembre del 2019). Fue en el Dodger Stadium, Clayton Kershaw estaba pitcheando y cuando llegué al home estaba como ‘wow, lo estoy enfrentando’. Cuando vi el cuadrangular no me la creía, había cincuenta mil personas abucheándome, es algo que no olvidaré. No abuchean a la gente mala (risas). Ya después tuve la oportunidad de conectarle de nuevo (30 de mayo del 2021), sabía que podía hacerlo, pues lo logré antes. También en mi debut con Gigantes, tener a la familia allí y poder decir lo logré, llegué a Grandes Ligas. Ya ahora son otros veinte ‘pesos’ aparte.

Otro no tan feliz sería cuando me rompí el ligamento cruzado de la rodilla en 2018, no jugué en casi todo el año. Eso me dio otra perspectiva del juego que me ayudó a apreciar la vida, crecer, no desesperarme. Fue una bendición escondida para madurar, es algo que le doy gracias a Dios por esa lección. Me tocó aprender a caminar otra vez, agarrar fuerzas en la pierna y correr. A puro esfuerzo logré recuperarme y jugué Grandes Ligas el siguiente año.

¿Y qué hay sobre el año 2021? Bajaste en bateo y te asignaron al segundo equipo para retomar nivel.

En mi carrera no me había pasado, es algo que siempre le pasa al beisbolista. Uno siempre se estanca y debe buscar la manera de salir, que es lo que me pasó en el bateo. Ya la MLB había descifrado cómo bateaba, lo que me faltó fue adaptarme a la liga. Cuando me bajaron pude mejorar y así estar el 2022 con el equipo. No es el fin del mundo o que ya no voy a jugar en Grandes Ligas, no, suele suceder y qué bueno que pasó ahora.

¿Cómo está tu situación para este 2022 en el primer equipo?

Tengo que volver con San Francisco, yo soy jugador de ellos. No tengo opciones para salir, entonces debo quedarme acá hasta cuando ellos quieran. Actualmente hay una huelga de jugadores con la dirigencia, situaciones que suelen suceder, por lo que no se puede hablar con nadie del equipo hasta que la huelga termine. Voy a estar con el equipo por tres años más. Ahora volveré al rooster de Grandes Ligas.

El 2022 espera tu congregación a la Selección Nacional de cara a los Juegos Centroamericanos del próximo año...

Yo quiero ponerme el uniforme de Honduras como profesional al menos una vez en mi carrera, tal vez no vuelva a jugar otro torneo, pero mientras tenga el permiso del equipo, iré a tratar de ganar un oro con mi país. Tenemos buenos jugadores, simplemente hay que apoyarlos. Paso viendo la liga en Tegucigalpa, confío en la gente en la que se llevaría, solo ocupan que se fogueen. El equipo lo voy a armar yo.

Por los momentos, ¿cuáles son tus objetivos en el béisbol?

Ganar una Serie Mundial, hay tantos jugadores que ni siquiera han llegado a una y hay chances de asistir con el equipo. Por los Gigantes nadie daba un peso a principio de la temporada pasada, cuando llegó julio decían que se iba a caer y nunca se cayó. Los playoffs son diferentes, pero ahora uno ya sabe cómo afrontarlos.

Para Honduras quiero dejar como legado que vean que no es imposible llegar donde estoy. De niño la gente decía que jugar en la MLB era algo a lo que nunca iba a llegar nadie y fui el primero en hacerlo. Quiero que hayan jugadores que sean mejores que Mauricio Dubón, pero para ello tienen que trabajar. Esto es como el bambú... pasa un año, no pasa nada, pasan dos y tres, le echas agua, y nada, pero es hasta el quinto año en adelante cuando el bambú empieza a crecer. Esto no fue de la noche a la mañana, fue un proceso de una década. El beisbol es diferente, uno debe pasar por procesos. Ese es mi propósito, ayudar, esa era la intención con el estadio en Juticalpa, pero sigue parado tras la pandemia, eso ya es algo que sale de mis manos.

¿Y en tu vida personal?

Ser un buen esposo y un buen papá. Uno es más ‘fui jugador de béisbol’ a ‘soy jugador de béisbol’. ¿Ya tendré hijos? Todavía no, estoy disfrutando, eso será cuando estemos listos, pero aún no (risas).

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