Durante sus primeros pasos, Freddy cuenta como ayudó a Keylor para primero descubrir cuál era su verdadera posición dentro del terreno de juego hasta alcanzar su único sueño que era jugar en el conjunto merengue.
KEYLOR NAVAS CONFIESA QUE OTRA POFRESIÓN TENDRÍA DE NO SER FUTBOLISTA
Inicios de Keylor Navas.
Yo me sentaba detrás de la portería y le daba instrucciones. Me ponía muy nervioso y le gritaba: ¡a la derecha, a la izquierda, sal! Disfrutaba mucho viéndole jugar y sabía que podía llegar lejos, por eso fui muy exigente con él.
Descubre que su posición natural era estar debajo de los tres palos.
Cuando el viejo (Keylor) tenía cuatro años, yo ya sabía que podía llegar muy lejos. Yo era futbolista, jugaba en el centro del campo, y un día chutándole se lanzó por el balón de manera espectacular. Se tiró a la derecha y dije: ¡hay portero! Y efectivamente, había portero.
Su fichaje con uno de los equipos más importantes de Costa Rica: Saprissa
Jugábamos un torneo contra el Saprissa, y Keylor lo paró todo. Era imbatible. Y al final del partido se acercó Keylor y me dijo: Papá, esos señores quieren hablar contigo y con mamá. Eran los técnicos de Saprissa, que se lo querían llevar. Y se fue para allá, a San José.
''COSTA RICA QUEDARÁ EN LA HISTORIA DEL REAL MADRID''
Su despedida con Keylor en el Saprissa
El día que lo dejé en la residencia (en San José) le dije que tenía que ser fuerte, pero cuando lo dejé yo me di la vuelta y no pude aguantarme... me eché a llorar.
El sueño de niño era militar en el Real Madrid
Se propuso debutar en Primera y lo logró. Era su sueño. El primero de ellos, porque él tenía claro que iba a jugar en el Real Madrid. Él lo decía y todo el mundo pensaba que cómo un niño de Pérez Zeledón (Pueblo de Navas) iba a jugar en el mejor equipo del mundo... Pero lo logró porque Keylor consigue todo lo que se propone'.
Emoción el día de su debut
Imagina lo que siente un padre el primer día que le ve en el Bernabéu. Me regaló la camiseta de su presentación y el día que debutó en el Bernabéu yo no podía parar de llorar. Intentaba disimular pero no podía, porque sólo nosotros sabemos lo que ha trabajado para llegar donde ha llegado.