El silbante de 23 años oriundo de Santa Elena, Santa Cruz de Yojoa, ha dejado a un lado el uniforme, el pito y las tarjetas para equiparse de otras herramientas.
Lo que antes era estar de cerca de las jugadas en los partidos del fútbol hondureño, ahora es andar con un machete, una bomba de agua o simplemente con las manos cosechando granos para poder generar ingresos en esta crisis por covid-19.
Carlos Darinel ha puesto una pausa a su carrera como árbitro y por los momentos junto a su familia se está dedicando al cultivo de piñas, frijoles, maíz y además de la hace a la pesca.
'La verdad es muy difícil el trabajo que realizamos. Cosechar piña no está siendo rentable por la situación, pero algo es algo', fueron las primeras palabras de Martínez Hernández.
Antes de que esto se detuviera por el coronavirus, Carlos estaba siendo árbitro en la Liga de Ascenso de Honduras, ya hizo su debut en la primera división el 31 de octubre del 2019 en el partido Real España ante Vida, ya logró sumar cuatro partidos en la máxima categoría.
Pero esto de trabajar en la tierra no es algo nuevo para el silbante, ya que lo acostumbró desde pequeño gracias a su familia. 'Trabajamos juntos en familia. Con mi cuñado es que le hago a la cosecha de la piña'.
Carlos Martínez también comenta que cuando le queda espacio se va a pescar y así consigue unos pescados para su familia y otros los vende.
EL ARBITRAJE LO LLEVA EN LA SANGRE
El papá de este árbitro también se dedicó a este trabajo, lleva su mismo nombre y sumó varios partidos en Liga Nacional, ahora ya está retirado.La única participación internacional que tiene Carlos Darinel fue en el tornero Uncaf Sub-15 que se realizó en Belice en diciembre del 2019.
