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Diferencias entre divorcio y separación ¿cuál te conviene más?

Lamentablemente, en ocasiones las relaciones de pareja no duran para siempre y se hace necesario poner fin al matrimonio

2022-10-12

Lamentablemente, en ocasiones las relaciones de pareja no duran para siempre y se hace necesario poner fin al matrimonio, esto muchas veces supone un contratiempo muy difícil y traumático porque la pareja no sabe qué hacer, lo que le agrega un peso extra a una situación ya de por sí compleja y amarga.

Esta ruptura a veces es causada por infidelidades, disparidades de criterios, falta de comunicación o sencillamente porque el sentimiento de amor y unión desapareció y alguno prefirió una cita con escorts online.

En realidad, en este punto las causas que motivaron la ruptura ya no importan, lo que realmente se necesita saber es ¿qué es lo mejor? ¿Divorciarse o separarse?

Similitudes a lo largo del camino pedregoso.

Algo que suele confundir y complicar el asunto es que tanto el divorcio como la separación poseen muchas similitudes, pero al mismo tiempo, son procesos legales muy diferentes y que deben de ser analizados de manera minuciosa al momento de tomar una decisión.

Para empezar, tanto el divorcio como la separación significan el fin de la convivencia en pareja, dejan de vivir bajo el mismo techo, cada uno de los cónyuges está en su propia casa y revocan los consentimientos y poderes asociados mutuamente.

Otra similitud es que el régimen económico mutuo se disuelve, esto significa que las cuentas bancarias o los bienes mutuos procederán a separarse y repartirse, eliminando firmas conjuntas, cuentas de crédito y demás herramientas bancarias que antes poseían en común.

De igual modo, las propiedades como inmuebles y vehículos pasarán a separarse y repartirse.

La tercera similitud es lo correspondiente a la tenencia de los hijos. Sea separación o divorcio, se trata de un paso difícil, traumático y complejo, y más aún si se trata de hijos pequeños.

En este caso se presenta ante los juzgados la mejor solución para la custodia permanente o compartida de los hijos, los regímenes de visita, horarios, mesadas de manutención y pensión alimenticia, entre otros.

Separación no es divorcio

Hasta aquí tenemos todas las similitudes existentes entre la separación y divorcio con su correspondiente carga legal, administrativa y fiduciaria. Ahora bien, el gran problema es que, en términos estrictamente legales, la separación no significa divorcio ni es obligatoriamente el final de la relación legal.

La separación es la etapa previa al divorcio y existen casos de muchas parejas que vivieron apartadas durante décadas y nunca necesitaron divorciarse, pero se trata de eso, un alejamiento. Legalmente hablando, aún están casados.

En este caso existen solo tres alternativas durante la etapa de separación: continuar apartados, darse una oportunidad para volver a vivir juntos o el finiquito total del matrimonio mediante el divorcio.

El portal de citas latinoamericano Dulzon.net llevó a cabo una encuesta entre sus usuarios para saber si preferían estar separados o divorciados. Los resultados fueron sorprendentes: más del 60% de los latinoamericanos creían que separación y divorcio eran la misma cosa.

Santiago Escalas, un prestigioso abogado del bufete Sierra Abogados, opinó que en la etapa de separación lo ideal es el mutuo acuerdo y evitar la vía contenciosa que empeoraba la situación y complicaba innecesariamente una separación que no necesariamente significaba un divorcio irresoluble.

Como bien recomiendan los abogados, la etapa de separación está ideada para que la pareja analice si desea seguir juntos o si es necesario ir hasta las últimas consecuencias y recurrir al divorcio. Siempre es mejor evitar la vía judicial y los tribunales porque, como bien expresó

Escalas, los tribunales latinoamericanos como en el caso de Argentina, México o Venezuela suelen estar saturados y el proceso se alarga una auténtica eternidad.

Diferencia entre separación y divorcio

Como hemos visto antes la separación y el divorcio tienen ciertas similitudes, pero en sí es algo muy diferente. La gran diferencia entre ambas es que la separación es una etapa, digamos “estática”, en donde la pareja evalúa qué es lo mejor, si reintentar seguir juntos o sencillamente dar por finalizado su matrimonio.

Se trata de un lapso de tiempo en el que la posibilidad de la reconciliación está presente en todo momento. Sí, es cierto, ya no viven juntos, separaron sus cuentas de banco, se repartieron la custodia de los hijos y los bienes en común, pero la posibilidad de arreglar los problemas y recomponer el matrimonio no desaparece.

Es aquí cuando aparece la gran diferencia entre separación y divorcio: legalmente hablando, aunque estén separados siguen estando casados, todavía no existe una ruptura total y definitiva.

Durante la etapa de separación la pareja sigue siendo considerada “marido y mujer” ante la sociedad y ante las leyes. No existe el vínculo afectivo ni íntimo, ya no comparten el techo ni los gastos comunes, excepto la manutención y mesada a los hijos, pero legalmente siguen casados.

Para muchos puede tratarse de un simple engorro y no importarles, pueden vivir así indefinidamente y no altera su vida diaria, ni sus obligaciones ni su rutina laboral...hasta que finalmente aparece alguien más.

Aparece un nuevo amor: cuando la separación se complica

Es aquí cuando la situación se torna realmente complicada. Cuando uno de los dos cónyuges separados conoce a alguien más y decide iniciar una nueva relación sentimental no puede casarse con él porque no están divorciados. Se trata de un momento delicado donde afloran los resentimientos, reproches y rencores escondidos, la separación puede tornarse conflictiva y el divorcio acabar mal.

Tanto en Europa como en Latinoamérica las cifras de ruptura de parejas varían de manera considerable entre separados y divorciados, algo que se debe a una multitud de factores, entre ellos la practicidad de la separación sin recurrir a agentes externos. Mientras en Iberoamérica la tasa de divorcios puede alcanzar hasta un millón al año, la tasa de separaciones muchas veces no llega al 10% anual debido a que, en muchos casos, se hacen de mutuo acuerdo sin involucrar a los tribunales ni a los abogados, pero todo se complica al aparecer un nuevo amor en la vida de uno o de los dos cónyuges.

En opinión de Escalas, solo hay dos opciones, ambas difíciles: que la nueva pareja entienda la realidad y acepte vivir juntos, pero sin estar casados, o sencillamente que la persona se vea en la obligación de pedirle el divorcio a su cónyuge.

Está demás decir que es una situación insostenible en la gran mayoría de las veces porque mancomunar cuentas, bienes y otras posesiones se vuelve muy difícil porque legalmente esa persona sigue casada y puede ser discutido durante un eventual divorcio, algo que obviamente ese nuevo amor no está dispuesto a aceptar.

Para el abogado Escalas, “la mejor solución no es alargar la agonía sino buscar una solución lo más ventajosa y rápida posible para evitar la conflictividad innecesaria”.

El paso difícil pero necesario

Aunque en ocasiones los divorcios se resuelven de buena manera mediante una separación de bienes y propiedades de mutuo acuerdo, lamentablemente no siempre es así. Lo que recomienda el licenciado Escalas es conversar la situación de manera abierta, incluyendo temas como los bienes y custodias de los hijos. En este caso, la comunicación sigue siendo la clave que muchas veces, ya sea por orgullo, miedo, vergüenza o rencor, la pareja lastimada se niega a utilizar.