Volvieron las conjeturas y preguntas sobre si Diego debe seguir o no. Que a lo mejor su ciclo ya terminó y que había que pensar en un cambio. Entre otras cosas.
Me parece que el argentino se ha ganado el derecho a que le tengan un poco más de paciencia. Hablo de los aficionados azules y de los directivos. No digo que tenga un crédito eterno con el club. Pero sí me parece que le queda algo en su cuenta como para permitirle llegar a junio del 2021 y de ahí comenzar a evaluar.
Con los títulos logrados creo que puede permitirse sacar pecho de vez en cuando. No digo que Diego haya inventado algo nuevo, pero desde su llegada a Motagua las cosas cambiaron mucho hacia lo positivo. El gran punto en contra que tiene Vázquez es la falta del tan ansiado trofeo internacional. Dos intentos en finales y ahora recién en cuartos de final.
Claro que lo de este año fue doble con la eliminación a manos del Real Estelí. En esto no hay por dónde sacar pecho. Aquí la pregunta sería, en qué escala de los objetivos está ese título. Me refiero a los objetivos trazados entre la directiva y cuerpo técnico.
Hoy los azules se preparan para intentar sumar un nuevo título de Liga Nacional por el camino del repechaje. Luego de ver el cierre de las vueltas regulares parece que Motagua recupera un poco de su brillo.
El camino no será sencillo porque si logran superar al Platense, en semifinales los espera el Marathón de Héctor Vargas. Pronóstico muy reservado aquí.
Por eso insisto, el camino al título que deberá recorrer el Motagua no es sencillo. Además, de no ganar el Apertura, la presión sobre la no continuidad de Vázquez seguro aumentará de manera considerable. Y por más que algunos consideremos que todavía a Diego le quedaría algo de saldo, la realidad es que la presión podría ser tan fuerte que ninguna de las partes la termine aguantando.