Si revisamos la preparación del Real España ha sido casi impecable. Completaron el mínimo de seis semanas de trabajo previo que son requeridos para una preparación óptima.
Han traído un cuerpo técnico de primer nivel, fichajes muy importantes tanto locales como internacionales y optaron por una cabeza técnica para que lleve el control de todo en lugar de que sea un directivo. En el papel Real España es uno de los grandes favoritos para el título.
Pero no será la primera vez que los aurinegros inician el torneo con esas expectativas y terminan estrellándose con ese fracaso que golpea tanto. Debemos reconocerle el esfuerzo incansable de sus dirigentes que siguen intentando a pesar de tanta inversión que ha terminado mal en el pasado.
Sus directivos han insistido que eso no va a suceder más. Que han aprendido de los errores del pasado y por eso encaran el torneo Clausura con cambios estructurales importantes. Para Real España no habrá otro resultado que funcione más que el título de campeón. Con todo el dinero que se está invirtiendo no se puede esperar menos.
La situación del Motagua ha sido diferente a la de los catedráticos. Su organización interna funciona con una línea directa de mando que maneja, sin escalas, su director técnico.
Diego Vázquez cumple con un proceso que le ha dado a los azules muchos títulos de Liga pero que en estos momentos encara un instante de sequía que tiene a muchos algo preocupados.
Veremos también cómo aprovechan otros clubes esa presión extra que cargarán tanto el Motagua como el Real España. Insisto, todos tienen como meta ganar el título, pero las consecuencias de no ganarlo serán mucho más fuertes tanto para los aurinegros como para los azules. Para ninguno de los dos habrá perdón.