Fue declarado muerto tres veces, secuestró un pingüino y terminó en la cárcel: la inédita historia de un rival de Messi en la MLS

Messi es su rival: Rechazó jugar en el Bayern Múnich y es el único futbolista en disputar partidos en los 6 continentes

En el mundo del fútbol abundan las historias de superación, de jugadores que lograron triunfar pese a las adversidades o de aquellos cuya vida cambió radicalmente al colgar los botines.

Sin embargo, ninguna de esas historias parece alcanzar el nivel de extrañeza, aventura y resiliencia de Lutz Pfannenstiel. El alemán, nacido en la pequeña ciudad de Zwiesel en 1973, es hoy reconocido como el único futbolista profesional que jugó en los seis continentes.

Pero limitar su trayectoria solo a ese récord sería injusto: su vida fue una montaña rusa que incluyó prisión, experiencias cercanas a la muerte, excentricidades como el secuestro de un pingüino y la creación de una fundación global que usa el fútbol como herramienta social.

Pfannenstiel comenzó su camino en las divisiones juveniles del SC Zwiesel y luego en el FC Vilshofen. Sus condiciones lo llevaron a la Selección Sub-17 de Alemania, e incluso recibió una invitación del Bayern Múnich para probarse en el gigante bávaro.

Contra todo pronóstico, rechazó la oferta y optó por seguir un camino menos glamuroso, pero infinitamente más aventurero. Su carrera pronto lo llevó a Inglaterra, donde vistió los colores del Wimbledon y el Nottingham Forest, y posteriormente a Sudáfrica con los Orlando Pirates.

Después llegó a Singapur, donde firmó por el modesto Sembawang Rangers, sin sospechar que ese destino marcaría su vida para siempre.

Arresto en Singapur: 100 días entre rejas. En 2001, mientras jugaba en la liga de Singapur, fue detenido acusado de participar en un supuesto arreglo verbal de partidos. Pfannenstiel siempre negó los cargos, asegurando que simplemente estuvo “en el lugar equivocado, en el momento equivocado”.

A pesar de su insistencia en la inocencia, pasó más de 100 días en prisión. Esa experiencia lo marcó profundamente y se convirtió en uno de los capítulos más duros de su vida. Tiempo después, en su autobiografía El arquero imparable, narraría con detalle lo que significó vivir esa injusticia.

​​​​​El arquero que murió tres veces. El 26 de diciembre de 2002, durante un partido del Bradford AFC en el fútbol inglés, protagonizó un episodio que parecía sacado de una película de terror. Tras chocar violentamente con un rival, sus pulmones colapsaron.

Pfannenstiel fue declarado clínicamente muerto en tres ocasiones distintas. Sin embargo, el fisioterapeuta del equipo, Ray Killick, le practicó reanimación cardiopulmonar y respiración boca a boca hasta lograr traerlo de regreso.

La prensa británica bautizó la historia como “Keeper saved by kiss of life” —“Arquero salvado por el beso de la vida”—, un juego de palabras con la famosa frase “Kiss of Death”. Para Lutz, fue una segunda oportunidad, o más bien una tercera.

Un pingüino en la bañera. No todo en su vida fueron tragedias. En Nueva Zelanda, donde jugaba para el Dunedin Technical, vivió una de sus anécdotas más insólitas. Fascinado por los animales exóticos, decidió llevarse un pingüino de una colonia cercana y lo instaló en la bañera de su casa.

Durante algunos días lo alimentó y lo cuidó, hasta que le advirtieron que se trataba de una especie protegida y que podía enfrentarse a la deportación o incluso a la cárcel. Asustado, devolvió al animal a su hábitat natural. Con el tiempo, la historia se convirtió en una de las más pintorescas de su carrera.

Un pasaporte lleno de sellos. Pfannenstiel nunca se asentó demasiado tiempo en un mismo lugar. Su trayectoria lo llevó por 25 clubes en países tan diversos como Finlandia, Noruega, Alemania, Albania, Armenia, Canadá, Estados Unidos, Brasil y Namibia, entre muchos otros.

Cada contrato era una aventura distinta: meses en el ascenso alemán, semanas en Canadá con el Calgary Mustangs, un regreso a Oceanía con el Dunedin, una experiencia fugaz en Albania y un cierre de carrera en África.

Con su paso por el Clube Atlético Hermann Aichinger de Brasil, completó su sueño de jugar en las seis confederaciones reconocidas por la FIFA. En 2011, tras casi dos décadas de viajes y cambios constantes, decidió retirarse. Pero su historia estaba lejos de terminar.

Durante sus últimos años como futbolista, especialmente en Namibia, germinó la idea de un proyecto social que se consolidó en 2011 con la creación de Global United FC. Esta asociación sin fines de lucro busca usar el fútbol como plataforma para el desarrollo deportivo, la protección ambiental y el apoyo a comunidades vulnerables en África.

Hoy cuenta con más de 400 futbolistas y exjugadores como embajadores, entre ellos leyendas como Zinedine Zidane, Cafú, José Luis Chilavert, Juan Pablo Sorín, Mario Kempes y Claudio Caniggia.

Global United se convirtió en el legado más trascendente de Pfannenstiel, uniendo su amor por el deporte con un propósito social y ambiental.

Alejado de los guantes, Lutz incursionó en nuevos roles: entrenador de arqueros en Namibia, panelista en programas deportivos y directivo en el Hoffenheim de Alemania, donde fue Jefe de Relaciones Internacionales y Scouting.

Posteriormente asumió como director deportivo en el Fortuna Düsseldorf, donde consolidó su reputación como estratega en la gestión deportiva.

En 2020, en plena pandemia, llegó a la MLS para convertirse en director deportivo del St. Louis City SC, un club nuevo en busca de identidad. Allí trabajó hasta hace poco, cuando la institución anunció un cambio en la dirección deportiva para dar inicio a una “nueva fase de su proyecto a largo plazo”.

Hoy, con 52 años, Lutz Pfannenstiel se encuentra en una etapa de transición, buscando su próximo desafío. A lo largo de su carrera no solo rompió el récord de jugar en los seis continentes, sino que demostró una capacidad única para reinventarse en cada situación, incluso en las más extremas.

Además, también ha sido rival de Messi cuando el Inter Miami se enfrenta a su club en la MLS.