La Selección

José Valladares: 'Soy graduado de la calle, viví en el mercado'

El entrenador de la Sub17 de Honduras cuenta su difícil vida de niño y adolescente donde le tocó vender sal en los mercados.

2015-09-22

A pocos días para tomar sus maletas y emprender el viaje que lo lleve a Chile, sede del campeonato mundial Sub-17, José Valladares dialogó con Diario DIEZ y nos habló sobre su vida y los retos que se ha propuesto para este torneo.

Espera que nuestro país pueda tener una digna representación. El timonel de la Sub-17 nació en una cuna muy humilde y a sus 53 años y con su segunda eliminatoria a la vista, no se avergüenza de sus actividades que hizo antes de dirigir en el fútbol.

¿De dónde son los orígenes de José Valladares?
De Tegucigalpa, nací en el Seguro Social de Comayagüela, en esa etapa sí habían medicamentos y todo... (cuenta entre risas). Me crié en la colonia Santa Fe, pero mis orígenes son de Soroguara, pero así como las personas emigran para Estados Unidos, en ese tiempo la gente de mi pueblo emigró a la ciudad, porque mi mamá perdió a su primer hijo y fue por falta de atención médica y no quería que se le muriera el segundo y en eso vine yo, luego nacieron mis hermanos con diferencia de tres años.

¿Dónde estudió José Valladares?
En la Escuela Guatemala y cierta parte en el Instituto Central, pero por cuestiones de la vida y limitaciones y problemas de familia, la situación de nosotros se nos complicó.

¿Cómo la pasó con su familia?
Con ellos se disfruta más, porque cuando las cosas no salen ellos te apoyan y cuando son éxitos, también deben celebrar con uno.

¿Qué hacía antes de entrenar?
Yo soy graduado de la calle, desde los seis o siete años, viví en el mercado, ahí me crié hasta los 16 o 17 años. Empecé a acarrear a puro lomo y les preguntaba a las personas si les ayudaba con la bolsita y se las cargaba por una o dos horas para que me dieran 10 centavos, esa era mi ganancia.

Después hubo un tiempo que yo compraba en el mercado Las Américas y me trasladaba al San Isidro a vender sal, yo compraba una arroba y la vendía. Mi mamá no tenía puesto y había que andar de ambulante, ella vendía delantales y me ayudaba con la bolsa de sal, porque yo andaba por todo el mercado gritando: “Cinco bolsas por 15 centavos”. Valían tres centavos cada una. Así fue que me crié.

¿Qué más tuvo que hacer?
En Navidad vendía dulces, calcetines y me siento tan feliz contarlo. Lo que estoy logrando es pura bendición de Dios y me está premiando, porque lo que estoy obteniendo a mis 53 años es gracias a Dios y así es como yo pude escalar hasta cierto lugar en cuanto a estudio se refiere, porque todas las mañanas tenía que estar en el mercado y por las tardes a estudiar, y hubo un momento en el que ya no tenía la oportunidad y había que trabajar en serio, ya con mayor responsabilidad y apoyar a mi mamá.

¿En qué empezó a trabajar?
Salí a la calle a buscar, porque no tenía una carrera en la que podía aspirar a más y me tocó andar con un compadre de carpintero, trabajé de ayudante de albañil en Plaza Miraflores, cuando se construyó el técnico Luis Bográn y gracias a Dios que siempre lo hice con la honradez que ameritaba.

EJEMPLAR: Mundialista hondureño, pero también es técnico en refrigeración. http://bit.ly/1OM44Oe

Posted by Diario Deportivo Diez on Lunes, 21 de septiembre de 2015

¿De estudiante qué tal fue?
Qué va a ser de una persona que no tenía la oportunidad de estudiar y solo recibir clases, si para suerte en ese entonces solo tres sacaba (cuenta entre risas) y los exámenes valían cinco.

¿De niño siempre le gustó el futbol?
Sí, jugaba en un equipo que se llamaba Unión Santa Fe. Era un guerrillero y se los contaba a los muchachos (a los de la Sub-17) no crean que fui santito. El dueño del club nos jalaba en una volqueta y nos traía a las canchas de la Federación, donde es ahora el complejo olímpico.

¿Cómo nace la pasión por dirigir?
Me nace la idea de entrenador porque cuando me retiro en 1995 del Atlético Indio y un amigo (Kike), que tiene las categorías menores, me invita para que le ayude con el equipo, luego me llevó a un curso en 1996 y me salió la espinita, porque recuerdo que había 73 alumnos en ese tiempo y yo saqué el primer lugar y me llamó la atención de continuar.

¿Cuál fue su primera oportunidad?
Me mandó a llamar Edwin Pavón y me dijo que se había dado cuenta que saqué el curso de entrenador y que me hiciera cargo de las menores del Melgar y ahí fue cuando desperté y empecé a trabajar, me llamó la atención y le di continuidad a esto.

Lógico que al inicio no fue fácil, porque tenía que combinar con mi trabajo, en ese entonces yo era agente vendedor y tuve que decidir entre seguir trabajando o ser entrenador y me encomendé a Dios y así es como comenzó todo.

De manera profesional, ¿cuál fue su primer equipo?
Fue cuando me fui a dirigir un equipo a Olancho que se llamaba Casa Ángel, que ahora es el actual Juticalpa y fue ahí donde sí ya firme un contrato. Luego me trajeron para Motagua a la segunda división.

¿Cuáles son los mejores recuerdos que tiene de Nicaragua?
El hecho de llegar a un equipo que tenía 10 años de no ser campeón (Walter Ferretti) y obtener el campeonato en ese mismo torneo, así acá en Honduras empezaron a valorarme de lo que era José Valladares como entrenador y se dio la oportunidad en la Selección.

¿Cuál es el momento más difícil que ha vivido en su vida?
En 2002 cuando me asaltaron y me robaron mi carro, me golpearon, fue un día muy triste, ya que me dejaron botado en la carretera al norte y en esa oportunidad sentí la muerte, cuando dos tipos me atacaron y me pusieron una pistola en la cabeza, me golpeaban, era golpe tras golpe en la cara porque alguien les había dicho que tenía una fortuna. Solo recuerdo que en ese momento dije: ‘Dios mío, dale sabiduría a esta gente para que no me vayan a matar’.

Foto: Diez

¿Si le tocara arrepentirse de algo, de qué sería?
De los momentos que uno no cree en Dios y a veces pierde la fe. Yo lo manifestaba en el premundial en San Pedro Sula, cuando diseñé mi equipo para dejar el titular para la final, porque perdí la fe en Dios que Jamaica le podría hacer una trastada a Estados Unidos y ahí está Dios, que no le miente a uno y te dice: ‘Esfuérzate que te ayudaré’.

¿Ha llorado alguna vez y por qué?
Montón de veces, he llorado con mis hijos, mi mamá, un amigo. Yo soy muy sentimental, por ejemplo vi un reportaje que sacaron de una celebración del Día del Niño, con los padres de familia y un montón de cosas y en las afueras de las escuelas hay un menor vendiendo naranjas y mejor corté porque me dieron ganas de llorar, porque veo lo que es de injusta de la vida y si hay que llorar hay que llorar, porque no solo los niños lloran o las personas que pierden un familiar o se llora de alegría.

¿Siente que le han tenido envidia por los logros que ha tenido?
Ese tipo de situaciones no las siento, sí hay gente que comenta, pero lo que me dicen de cosas negativas por un oído me entra y por el otro me sale y el que de verdad carga con una envidia, pues que la cargue él.

¿Ha tenido problemas con algún jugador?
No, lo que pasa es que yo soy estricto, en todos los equipos que yo he dirigido siempre ha habido un jugador que a esta altura todos me llaman y me dicen profe, yo les agradezco. En el Walter Ferretti me tocó sacar a un jugador de un entrenamiento. En el Juticalpa el portero no me llegó a dos entrenamientos por antojo y fue a la banca.

¿Ha tenido problemas familiares por el fútbol?
¡Upa! Ahorita voy por mi cuarto hogar (cuenta sin poder controlar su risa), tengo cinco hijos y no miento, con cuatro mujeres, pero a ninguno he abandonado. Dos del primer hogar, uno del segundo y actualmente estoy casado con una nicaragüense que tengo un niño de dos años.

¿Qué significa lograr dos clasificaciones a Mundiales?
Es una bendición de Dios, mi familia se siente muy satisfecha, yo me siento feliz, pero tampoco me voy a considerar que soy el mejor entrenador del mundo. El afortunado he sido yo de encontrarme en estos procesos de Selección y en un tiempo donde hay una escogencia previa.

¿Cuál clasificación le costó más?
La verdad que ambas, a veces el problema no son los partidos, porque los rivales donde quiera se van a mostrar y cuesta porque al lidiar con jóvenes, hay que saber su forma de trato. La gente piensa que estos muchachos no son conflictivos, pero sí, porque tienen sus situaciones complicadas en las que tenés que saber tratarlos y ponerlos en su lugar, ya que hay jóvenes que a veces piensan que lo saben todo.

¿Qué le promete al país de cara a este nuevo Mundial?
Trabajo, un equipo que se va a entregar desde el primer minuto hasta el último, queremos avanzar y hacer cosas grandes y nos vamos a enmarcar en ese primer partido ante Ecuador, que es lo que nos va a dar la pauta para continuar.

¿Si no estuviera en el fútbol, qué haría?
No tengo un tipo de complejo para decir que si me tocara volver a agarrar una camioneta en la que ando y llenarla de producto para ir a vender a los barrios, lo hago sin ningún complejo, porque lo que me daría pena es ir a robar.

SUS DESEOS
¿Podría dirigir la Selección mayor?
Uno labora, solo le pido a Dios tener trabajo y ahí voy escalando y será él quien me irá ubicando en el lugar adecuado. Sé que las propuestas podrán llegar de un equipo de la primera división, de avanzar de una Sub-17 a una Sub-20 o Sub-23. La capacidad considero que está, pero no me sofoco y si nunca se da, no me voy a frustrar porque soy bendecido a través de mi trayectoria y los dirigentes, la prensa sabrá si yo tengo la oportunidad de llegar a otros niveles.

¿Ha recibido ofertas de equipos de la Liga Nacional?
Sí, básicamente del Juticalpa, estaban con la ilusión de que en algún momento yo pudiera ser parte de ese club, pero estoy consciente de mi trabajo acá, en algún momento alguien me quiso mencionar por amistad en el Victoria y un amigo me dijo que podría existir la posibilidad de hablar con la gente de Tocoa.

Sus prioridades
1. Dios
2. Mis padres
3. Mis hijos
4. Mi esposa
5. El respeto a las demás personas
6. Haber conocido el fútbol
7. Conocer un mundo bajo que me dio buenos amigos

Foto: Diez

La foto oficial de la Selección Sub-17 que estará en Chile.