En la calle Doctor Rubens Meierelles, en el apartamento 142, vive desde hace tres meses Victoria Lanza, una capitalina de 26 años de edad, que está preocupada por la estadía de los simpatizantes catrachos que ya comienzan a arribar a diversas ciudades de este país.
Primero nos presentó a su novio Thiago Fabbri, un brasileño de 30 años de edad que ya está contagiado con nuestro “caliche”.
Ellos se conocieron en 2012 cuando estudiaban inglés en Fort Lauderdale, Florida, donde “salían a pijinear”, bromea Thiago.
Desde hace tres meses, “Vitoria”, como pronuncian su nombre los brasileños, vive en Sao Paulo con el afán de continuar sus estudios de sicología. “
Aún no conozco hondureños, son los primeros amigos en llegar a mi casa. Seguro me encontraré con algunos cuando ingrese a la universidad”, nos cuenta. Thiago “fala” muy bien español, es que Victoria ya lo llevó a Honduras.
“Me gusta la comida catracha, tajadas, baleadas y pupusas. También me gustó su fútbol, en especial el Platense, pues en el partido que vi, Rambo de León le anotó al Olimpia de tiro libre, no entiendo por qué no está en la Selección de Honduras ahorita”.
Hablando de “fuchibol”, se preparan para viajar a Porto Feliz para ver el debut de la Selección Nacional ante Francia. Familiares y amigos de Victoria arriban este día a Brasil desde Puerto Cortés y Florida para acompañarlos en su viaje de 13 horas en tierra para ver el partido de la Bicolor.
Thiago vio el partido en el que Honduras igualó 0-0 con Inglaterra. Tiene una queja: “Hay que poner más garra, así como a la selección de Brasil que se le demanda mucho”.
Victoria interrumpe y dice que los catrachos tenemos que “ser más positivos, no hablar cosas negativas cuando se refieren a la Selección. Vi que en Facebook los atacaron por el resultado con los ingleses”.
Extraña sus tajadas, la harina, baleadas… Por eso se emociona más por el hecho de que tendrá tan cerca a la “H”.
“Tengo mucha confianza en los jugadores, todo es un proceso. Es la primera vez que vamos a un mundial de forma consecutiva. Espero que lo puedan dar todo por la Selección y celebrar un gol”.
No ha sido fácil la vida en este país para Victoria. “Estoy tratando de adaptarme, al inicio fue difícil, pues dependía mucho de Thiago para las traducciones, ya tengo más confianza para comunicarme con las personas. Además, la gente ayuda mucho en ese aspecto, son amigables, les encantar interactuar con los extranjeros”, nos dice esta chica de 26 años de edad que ya le tomó cariño al Corinthians, pero no se olvida de su Tiburón.
Victoria, con la “H” en el pecho, espera gritar mucho goles de Honduras para sentirse más cerca de Tegucigalpa…
