No Todo es Futbol

La pesca, la otra pasión del 'Muñeco'

En esta segunda parte, el boxeador nos muestra sus dotes de pescador.

2011-10-18

En esta segunda serie le presentamos otra de la facetas de la vida del boxeador hondureño. Un pequeño cayuco llamado “Mi Esperanza” parecía insuficiente para la comitiva que acompañó Miguel 'Muñeco' González hasta Cayos Cochinos, uno a uno bien acomodados en cada sector para que no se diera vuelta en medio del océano, el viaje era delicado y había que estar atento a todo.

La entrada a mar abierto estaba obstaculizada por un banco de arena, pero el boxeador catracho demostró por qué pega tan duro en esos combates, empujó con fuerza hasta salir.

La distancia desde Armenia hasta la isla es corta, pero con el motor de nueve caballos de fuerza que posee la embarcación íbamos contando las olas. En el trayecto González no tuvo suerte con su carnada, pero sí con el mar que permitía navegar con tranquilidad.

'Tenía seis meses de no venir aquí, desde la Semana Santa que me estuve dos semanas. Es un placer regresar. Me hacía falta correr con las olas y pescar, voy a relajarme y olvidarme por completo de todo”, nos contaba.

Cayos Cochinos está compuesta por el Cayo Mayor y el Cayo Menor, y diversas islitas, una de ellas es Chachawate, la auténtica guarida del pugilista. Allí, descalzo entre la arena y el ardiente sol, se perfeccionó como hombre luchador y como deportista.

“Es una isla pequeña, pero desde el niño más chico hasta la señora más grande me conocen. La gente me tiene mucho aprecio porque siempre he sido bien portado y respetuoso con todos ellos”, decía.

EN CHACHAWATE, CUNA DE PESCADORES

Allí la actividad pesquera lo dice todo, el turismo es permanente y también es una forma de vida para los habitantes.
Pero la gente de Chachawate es amenazada constantemente por la organización Cayos Cochinos que protege el ambiente, que fue declarado por el Gobierno de Honduras como reserva natural.

'Han intentado una y otra vez sacarnos de allí”, nos decía González. Casi a punto de tocar tierra, unas botellas flotaban en el mar. “No se preocupen, se llaman nasas, son trampas para langostas. Los pescadores las dejan allí por horas hasta que vuelven para ver si ya están llenas”, explicaba el “Muñeco”, quien conoce bien todo lo que ronda en el mar.

También nos dijo que es un especialista con esas nasas, pero una vez se metió en un lío del que casi no pudo salir. Por suerte para él, nadie tomó represalias.

'Resulta que cierta vez jalé como veinte trampas sin encontrar una langosta, cuando me tocaba viajar por el mar jalaba las que estaban en el camino y las agarraba. Me acusaron de ser un piratero, me cortaron las velas del cayuco, desde ese momento dejé de hacerlo por temor a meterme en un problema grave”, dijo.

Al llegar Chachawate el olor a pescado frito nos invadió por completo. Argentina, una amable señora, estaba preparando la primera comida del día cuando vio que llegaba su “Muñeco”, feliz saltó para saludarlo.

'Aquí quedate para que me hagás un nieto, aquí no hacés nada, ja, ja, ja”, le dijo al boxeador en cuanto lo saludó.
González no se quedó corto y le replicó: “El problema es quién lo va mantener. Ja, ja, ja...”. Lo vas a mantener con la pura pesca hijo, ja, ja, ja...”, le respondió la señora.