Un Lobo solitario. Así puedo ilustrarles el nuevo club de los catrachos Michael Chirinos (ex Olimpia) y Felix Crisanto (ex Motagua).
Un equipo sin obligaciones grandes, que acaba de comprar su categoría luego de perderla apenas hace unos meses. Regresa a la Liga MX debido a que el campeón de la Liga de Ascenso (Cafetaleros) no reúne las condiciones necesarias para albergar futbol de primera división.
Por si fuese poco, el equipo de Puebla (ciudad ubicada a 2 horas y media de Ciudad de México) se tiene que despreocupar por los próximos dos años del descenso. En la Liga MX le han dado una pausa, en consenso con los clubes. Es decir... la liga de Ascenso ya no es de ascenso.
Eso no le quitará presión a Chirinos y Crisanto, figuras en Honduras, pero desconocidos totalmente en México. Claro, llegan a un torneo donde nombres como Gignac, Peralta, Boselli y Pulido eclipsan a cualquier jugador sin gran trayectoria.

Te puede interesar: Tres hondureños a la conquista de la Liga MX
Si no convencen en las primeras jornadas, la banquita les espera y tendrán un futuro más feo que la botarga de su club.
La nueva botarga de Lobos es lo único que ha dado de que hablar de este club en pretemporada... ¡¡¡Por espantosa!!!!
Brayan Beckeles merece un párrafo especial. Su club, Necaxa, es campeón de la Supercopa MX tras vencer en la final a Monterrey. Este torneo enfrenta a los dos últimos ganadores de la Copa.
El catracho se ha ido ganando el respeto de los rivales, mi sorpresa es que aún no se ha fijado en él un club más grande. Este torneo debe buscar consolidarse como figura para dar un salto más grande.
Necaxa está para, al menos, meterse a la liguilla y pelear por un lugar en semifinales. No tienen grandes nombres, pero mantienen una buena base de jugadores.