Se corta una racha de cinco partidos ganados seguidos, no se mostró el juego posicional a la que nos está acostumbrando Fabián Coito y demuestra nuestras fuertes falencias sobre todo por los costados.
El fútbol menor de Honduras debe formar laterales, sí, laterales. Jugadores que sean profundos, que den amplitud, que tengan un buen posicionamiento global sobre el juego y que se perfilen bien al momento de centrar. No podemos dejar de tener laterales de calidad, es necesario tenerlos si queremos progresar en el campo.
Pero Honduras falló y mucho en la circulación porque el que debía controlar tiempo – espacio era Brayan Acosta en la posición de mediocentro (en el 4-3-3 no se le llama contención) es en esa demarcación el juego gravita. Acosta no fue educado para interpretar el juego de posición, lo más normal era que sucediera lo de ayer; mala circulación y poca profundidad como en el primer tiempo.
Rescatar que en el segundo tiempo la selección hondureña se inyectó de un poco más de fútbol, de las energías de Juan Ramón Mejía a quien le sigue el gol y las mete de todas las formas. No hay que alarmarnos, el partido contra Trinidad y Tobago es vital jugarlo bien para ganar para seguir por buenas aguas.