Luego de pasar 14 meses tras las rejas, Dani Alves finalmente fue puesto en libertad provisional tras pagar el millón de euros que pedía la justicia española como fianza, luego de ser senteciado a cárcel por abusar de una joven a finales del 2022.
El brasileño no hizo declaraciones a la prensa después de abandonar la prisión, caminó rápidamente al automóvil que lo esperaba y con la cabeza alta se marchó del lugar. Sin embargo, lo que jamás pensó es que al salir de ese lugar sería el comienzo de otro golpe anímico.
Alves fue directo a su mansión en uno de los barrios más lujosos de Barcelona, Esplugues de Llobregat. Pero al llegar, se encontró con que su pareja Joana Sanz había abandonado la vivienda un día antes.
De acuerdo con Antena 3, la modelo de 31 años estaba viviendo en esa casa, aunque se marchó cuando ya estaba enterada de que Alves sería libre por el pago de la fianza.
“Se encontró con una sorpresa desagradable para él y es que no se encuentra su esposa, Joana Sanz, que tomó sus pertenencias y dejó la casa el último domingo. Sabemos que Joana no quiere volver con su esposo y esto lo está llevando muy mal Alves, que está golpeado anímicamente”, asegura el medio catalán.
En su momento, la influencer anunció la separación con el futbolista en sus redes sociales, pero este nunca firmó los documentos para el divorcio.
“Lo amo y amaré siempre. Quien diga que el amor se olvida se está autoengañando o no amó de verdad. Pero me amo, me respeto y me valoro mucho más a mí misma. Perdonar alivia, así que me quedo con lo mágico y cierro esta etapa de mi vida”, declaraba Sanz.
Joana ha preferido guardadr silencio sobre la libertad provisional de Alves, pero su salida de la mansión que compartieron juntos es toda una señal de que no quiere saber nada del brasileño.
