El canadiense reveló la parte más difícil de su decisión: “Lo más triste para mí fue perderme el cumpleaños de mi hijo. Vi unos minutos por teléfono. Estaba aquí, en la oscuridad, en un edificio abandonado. Mi mujer tenía mucho miedo, me decía que me necesitaba, que mi hijo me necesita. Pero al final se calmó y me dijo que estaba bien, que cumpliera con mi deber, pero que por favor me mantuviera a salvo’’.