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El dramático relato de Bojan Krkic al superar una enfermedad que lo agobiaba

Recuerda que le dijo no a la Eurocopa del 2008 por tener muchos mareos, las 24 horas...

2016-06-06

Bojan Krkic ha brindado una entrevista al diario Marca de España donde ha revelado, casi ocho años después, la razón del por qué renunció a la Eurocopa de ese año.

La respuesta no tiene mucha explicación: En ese tiempo estaba padeciendo una enfermedad que lo tenía muy asustado, durante cinco meses tuvo que luchar contra un mareo que 24 horas lo mantenía en cautiverio.

El ahora delantero del Stoke City cuenta los detalles de lo ocurrido y lo difícil que le tocó vivir en ese momento cuando defendía la camisa del poderoso Barcelona.

'Era la temporada 2007-08. Un día fui a la inauguración de un gimnasio que abría un amigo mío. Nada más acabar el acto, todo el mundo se levantó y vino hacía mí. Era un sitio pequeño y me sentí muy agobiado. Llevaba un jersey y una chaqueta y comencé a tener mucho calor. Fui corriendo al baño para quitarme la ropa. Comencé a sentir un mareo muy fuerte y constante. A partir de ese momento la situación ya estaba cambiando hasta el partido contra Osasuna en el que empecé a sentirme mareado'.

Recuerda que en aquel momento 'algo tenía que hacer y en el bus le comenté al doctor que me sentía un poco bajo. Me dio una pastilla de cafeína y jugué el partido bien. Llegué a casa y con la bajada de tensión me tumbé en la cama. Y de repente me puse a temblar y me entraron convulsiones. Fue un momento de mucho nerviosismo por parte de los tres (estaba con mis padres). Me llevaron al hospital donde pasé toda la noche y me tranquilizaron. A partir de ese momento comenzó todo y pasé a estar mareado todos los días.

Bojan padecía de un ataque de ansiedad. Algo que no podía controlar y 'mi cuerpo llegaba a un punto de tensión máxima', recuerda.

Sin embargo, no olvida que 'desde ese día yo estaba las 24 horas del día mareado. No había un segundo del día en que no lo estuviera. A veces menos, pero debido a la medicación'.

Vivía muy tensos por estar en un equipo grande, de mucha presión. 'La cosa cambió por la repercusión de jugar en un equipo grande'. Para controlarse, dice que se medicaba constantemente, 'pero especialmente cuando iba a los entrenamientos y a los partidos. Entre la concentración y las pastillas lograba ser fuerte en esos momentos'.

Foto: Diez

Luego fue llamado a la selección y en un partido ante Francia, los mareos seguían. 'Salimos a ver el campo y cuando entré en el vestuario me senté y me subió el mareo cada vez más. A mi lado tenía a Iniesta. 'Andrés, tío, que me estoy mareando, me estoy mareando', le dije. Recuerdo, además, que estábamos en una esquina del vestuario y para llegar a la zona de camillas tenía que pasar por delante de todos. No me atrevía ni a levantarme. Vinieron los médicos, los fisios, Fernando Hierro y Luis Aragonés y les conté lo que me pasaba'.

Días después fue cuando rechazó el llamado a la Eurocopa de ese año. 'Luis me llamó el día antes de dar la lista y me dijo que tenían la intención de convocarme. Le respondí que obviamente quería ir. ¡Es que me estaba llamando el seleccionador de España para ir a una Eurocopa, algo increíble con 17 años! Pero le dije que no: 'Me acabo de tomar una pastilla, estoy yendo a entrenar, no puedo, estoy muy al límite. Tengo miedo de ir a la selección y que en el viaje o en algún momento con mucha gente me pase algo. Además voy solo y no me veo con fuerzas para afrontar esta situación. Mi cuerpo ha dicho basta. Necesito estar tranquilo y recuperarme de estos mareos. Es muy incómodo estar las 24 horas del día mareado. No me veo preparado para viajar y estar con gente, no es el momento'.

Ese año acabó la temporada y paró. 'Me fui de vacaciones, desaparecí de Barcelona. Me aislé primero en mi pueblo y luego en Formentera en una época en la que no había nadie. Ahí logre desconectar de todo, necesitaba coger aire. Empecé a ir bajando la medicación y a mediados de junio la dejé del todo. Toda esa marea me sirvió mucho. Recuerdo que le preguntaba a mi madre: 'Mamá, ¿se me va a quitar algún día este mareo?'. Pero ella no tenía respuesta. Yo no sabía lo que me iba a pasar, pero estaba seguro que me haría mucho más fuerte.