La mansión, que está ubicada en Miami, tiene una historia peculiar y hasta muchos se atreven a decir que está maldita porque sus últimos tres dueños murieron en forma violenta, desde que se construyó en 1930.
Versace sabía de estas versiones cuando adquirió la propiedad en 1992, por 11 millones de dólares. También cuando destinó 33 millones de su fortuna para refaccionar los dos mil metros cuadrados que posee la propiedad conocida como la Villa Casuarina.
En 1997, un sicario le disparó a Versace cuando subía las escaleras y luego se quitó la vida.
En el 2000 fue comprada por un magnate en 26 millones de dólares. Peter Loftin, así se llamaba el comprador, quiso reacondicionarla para convertirla en un hotel de lujo, pero le fue mal, quebró y tuvo que subastarla.
Ahora la mansión 'maldita' quedará en manos de los Beckham, David y Victoria, que es íntima amiga de Donatella Versace, hermana del gran diseñador de moda.