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Protestas y violencia desafían la seguridad del mundial de Brasil

El mayor temor es que se repitan las protestas que el año pasado marcaron a fuego la Copa Confederaciones.

2014-06-05

Las protestas, una avalancha de huelgas y la violencia urbana suponen un desafío para el plan de seguridad que Brasil ha elaborado de cara al Mundial 2014, que movilizará a 157.000 policías y soldados de las tres fuerzas armadas.

Las protestas contra el Mundial no han alcanzado hasta ahora la dimensión multitudinaria de las manifestaciones ocurridas en junio de 2013 durante la Copa Confederaciones, pero aún así preocupan al Gobierno, según admitieron el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, y otras autoridades.

El ministro reconoció que, de cara a la Copa Confederaciones, las protestas 'no estaban en las previsiones' del Gobierno, pero hizo hincapié en que el año pasado las manifestaciones no afectaron el torneo y que 'ningún partido se aplazó ni se atrasó'.

También aseguró que, desde entonces, los cuerpos policiales han sido entrenados para evitar los 'abusos' en la represión que hubo el año pasado, que fueron condenados por organismos de derechos humanos nacionales y extranjeros.

'No se pueden aceptar abusos ni violencia, sea de manifestantes o de policías', declaró Cardozo, quien remarcó, como todo el Gobierno, que la protesta 'será permitida, siempre que sea pacífica'.

En las últimas semanas ha habido huelgas de transporte en Río de Janeiro, Salvador y Sao Paulo, entre otras de las sedes del Mundial, que se sumieron en un caos que pudiera repetirse durante el evento si los sindicatos vuelven a convocarlas en medio de la cita del fútbol.

Otro sindicato que amenaza con paralizarse durante el Mundial es el de la Policía Federal, responsable por aduanas y aeropuertos y de fiscalizar el ingreso de extranjeros al país, entre otros asuntos.

El Gobierno informó de que ha invertido 1.900 millones de reales (863 millones de dólares) en materia de seguridad para el Mundial, lo cual incluyó la compra de armas de 'baja letalidad', cámaras de alta definición y equipos de inteligencia, entre otros.

Asimismo, las autoridades estarán en guardia frente a los hinchas violentos que pudieran llegar del exterior y tendrán una vigilancia particular para los 'barras bravas' argentinos y los 'hooligans' ingleses, que son los que más preocupan.

'Hay intercambio de información con otros países', que enviarán listas de sospechosos que 'tendrán un seguimiento especial' y a los que se les podría negar el ingreso al país, alertó Cardozo.

Lo admitió el ministro de la Secretaría de la Presidencia, Gilberto Carvalho, quien como otras autoridades apeló a la pasión que el fútbol despierta entre los brasileños para intentar aplacar el descontento.

'Que se manifiesten, pero que no le creen problemas al país en un momento tan sagrado, en el que los ojos del mundo estarán puestos en Brasil', declaró