La Selección

Siguen los desórdenes en la Selección de Honduras

Salvador Nasralla hace un análisis de lo que sucede con la Bicolor.

2011-10-10

Da la impresión en nuestro país que la mayor parte de las personas que nos dirigen se muestran indiferentes a los graves problemas que nos aquejan, no aparecen individuos u organizaciones a las que se les mire deseos de sacarnos del atraso.

La Organización de las Naciones Unidas, ONU, nos concedió el jueves pasado el desgraciado honor de ser el país con el mayor número de asesinatos del planeta al día, pero eso poco le importa a los que pueden resolver el problema quienes prefieren dedicarse a debates estériles como el de permitir o no la llegada a Honduras del célebre cantante Ricky Martin, lo cual nos expuso ante el mundo como país sin derechos humanos.

Deberían preocuparse por lo realmente trascendental como por ejemplo el hecho que ahora también lideramos el ranking de países del orbe en el que más niñas de 10 y 11 años resultan embarazadas.

Por eso, considerando también otros miles de problemas en los que no hay voluntad política de solución, hemos decidido fundar el Partido Anti Corrupción para salir de nuestra cómoda posición de críticos a tratar de enderezar este barco a la deriva llamado Honduras.

En el fútbol siguen los desórdenes con una selección que partió mal vestida hacia Estados Unidos y convocatorias mal elaboradas por los administrativos de Fenafuth que generaron confusiones (Welcome) y gastos innecesarios (Wilson Palacios). Además, siguen los problemas con los estadios locales por falta de jefaturas e instrucciones precisas a los encargados de la seguridad.

Para el juego de la Sub-23 Costa Rica – Honduras en el Estadio Morazán, la organización fue pésima, siguen colocando a la policía en la cancha viendo hacia el rectángulo de juego en vez de ponerla viendo hacia las graderías; también deben ubicar oficiales dentro de las gradas y además no ir con armas de fuego sino solamente con toletes. Los continuos desaciertos en este aspecto han contribuido a que los aficionados se sientan inseguros y no asistan a los estadios.

También dejo constancia escrita que volvimos a caer en la trampa que Costa Rica ya nos había hecho en 2004 durante el juego eliminatorio para Alemania 2006 cuando perdieron el tiempo que quisieron aunque ello les costó la expulsión del técnico Jorge Luis Pinto; esta vez con la Sub-23 el personal técnico de la banca catracha replicó las provocaciones ticas quienes incluso le gritaban al cuarto árbitro.

Al ver esto, el público tomó parte y defendió su condición de local lanzando equivocadamente líquidos al campo lo cual pudo evitarse si hubieran policías en las tribunas; la reacción de la autoridad una vez consumados los hechos provocó pánico entre niños y mujeres debido a que no se aplicaron medidas preventivas, sino correctivas y terminaron llevándose presas a personas inocentes que no volverán a los estadios.

Aunque no les sirvió para ir directamente al preolímpico, los costarricenses volvieron al igual que en 2004 (0-0) a obtener gracias a tácticas dilatorias y mejor uso de su mente, otro empate en San Pedro.