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Chusovitina, que tiene 41 años y tiene un hijo de 16, logró su plaza en la última oportunidad posible, el preolímpico disputado en Río. Y lo hizo con un meritorio concurso completo (52,465 puntos), teniendo en cuenta que hace ya años que 'Chuso' está centrada en el salto.
La gimnasta comenzó su participación en las asimétricas (11,666), mejoró en la barra (13,200) y cumplió con creces en el suelo (12,766). Le faltaba su mejor aparato y no falló: un 14,833, la sexta mejor nota en salto de todas las participantes y suficiente para sellar su participación en los Juegos.

Todas las miradas estarán puestas en esta atleta de 41 años.
Además de los avatares geopolíticos, hay también razones personales para tanto cambio de nacionalidad. En 1999 fue madre de un hijo, Alisher, a quien en 2002 se le diagnosticó una leucemia. La familia se trasladó a vivir a Alemania para que el niño recibiera el tratamiento adecuado. Chusovitina, que había abandonado la gimnasia tras la maternidad, se nacionalizó alemana y volvió a la competición para ganar el dinero que necesitaba.
Antes de los Juegos de Londres anunció que serían los últimos. Se hizo cargo como entrenadora de la selección uzbeka y en febrero de 2013 la FIG le autorizó un nuevo cambio de nacionalidad para que intentara volver a representar a su país en los Juegos de Río.

Chusovitina sueña con una medalla en Río de Janeiro.
La última carta era el preolímpico de Río, pero eso la obligaba a prepararse a conciencia el concurso completo. A sus 41 años y con más de veinte en la élite, el reto no asustó a Chusovitina, que consiguió el objetivo en el último momento.
En los Juegos de Río, Chusovitina se las verá con rivales de la edad de su hijo. Y superará a muchas de ellas, que podrán presumir en el futuro de haber competido junto a una leyenda.