Alex Schwazer, el atleta italiano excluido de los Juegos de Londres tras dar positivo de EPO en un control antidoping, se ha presentado este miércoles nervioso y cabizbajo ante los periodistas para explicar por qué, en lo más alto de su carrera, decidió doparse.
Apenas consigue mirar a las cámaras que le registran cada movimiento. 'No podía más, quería que todo terminase', ha dicho entre lágrimas. Después de las excusas llegan las explicaciones.
'He cometido un gran error y lo he hecho todo solo, no quería meter a nadie en medio. Me informé por Internet y fui a Turquía en septiembre, donde sabía que se podía comprar EPO en la farmacia. En Italia necesitas una receta, pero allí con 1.500 euros (1800 dólares) en la mano os aseguro que no te ponen problemas'.
Según el atleta, campeón olímpico en los 50 kilómetros marcha en Pekín 2008, la prueba en la que dio positivo fue realizada mientras se entrenaba en la localidad alemana de Oberstdorf el pasado 30 de julio.
PENDIENTE DE CONTROLES
Tenía previsto presentarse a la prueba de 50 kilómetros el 11 de agosto en Londres, después de que decidiera no competir en la de 20 kilómetros el pasado sábado.
'Estas tres últimas semanas han sido las más difíciles de mi vida', ha dicho con la voz entrecortada Schwazer. 'Me despertaba a las dos y a las tres de la mañana porque sabía que a partir de las seis podía llegar un control antidoping'.
Según ha explicado el deportista, comenzó a doparse después del control antidoping del 13 de julio. La última vez que se inyectó la sustancia fue el 29 del mismo mes, un día antes de la prueba en la que resultó positivo.
'El 30 llamaron a la puerta. Estaba seguro que era el control antidoping. Podía decir a mi madre que no abriera o que les dijera que no estaba en casa. No habría pasado nada porque puedo saltar dos controles al año. Pero no tenía más fuerzas para seguir mintiendo. Sólo quería que acabase todo. Me avergüenzo, pero estoy contento de poder comenzar una nueva vida'.
VIVIÓ MUCHAS PRESIONES
Los sacrificios a los que deben someterse los deportistas de élite y el miedo al fracaso, a no estar a la altura de sus propias marcas, pueden llevar a tomar decisiones equivocadas. Al menos así se ha justificado el atleta italiano que ha asegurado que 'la presión' por los Juegos Olímpicos 'después de tres años difíciles como atleta' han podido con él. 'Tenía miedo de fallar. Quería todo y he perdido todo'.
A las preguntas insistentes de los periodistas, que dudan que Schwazer haya podido hacer todo solo, el italiano se pone serio y no acepta insinuaciones.
'No pido una reducción de la pena. Quien se dopa merece la descalificación de por vida. No estoy encubriendo a nadie'. Asegura que ni su entrenador ni su novia, la patinadora Carolina Kostner, estaban al corriente de lo que estaba haciendo. 'Lo más difícil ha sido mentir. Ella no sabía nada. Esperaba a que se fuera a entrenar para encerrarme en el baño y hacerme la inyección. Ha sido terrible'.
Es posible que el Comité Olímpico Italiano analice también las muestras de los controles realizados al deportista tras la victoria de Pekín 2008, que suelen ser conservadas durante ocho años. Algo que no parece preocupar al italiano que asegura que esta es la primera vez que 'hacía trampas'.
'No podía seguir con los entrenamientos. Cuando llegaba roto a casa y pensaba que al día siguiente tenía que volver a entrenarme, me entraba la náusea. No quiero ver a mi novia una vez al mes y a mis padres dos veces al año. Quiero ser una persona normal con un trabajo normal', ha dicho entre lágrimas el atleta de 27 años. 'A mi novia le gusta el patinaje, yo lo hago porque soy bueno en ello no porque me guste. Esa es la diferencia entre Carolina y yo'.