Mientras el coche era perseguido por la policía, Stone se lanzó a una autovía en hora punta, donde fue sorteando los coches mientras conducía en dirección contraria. Cuando su coche se vió detenido se las arregló para hacerse con otro tras sacar de un empujón a su propietario. El pequeño se quedó en el primer vehículo robado, sin haber sufrido ninguna herida física.
Con el segundo vehículo prosiguió la huida, esta vez por otra autopista, donde se las ingenió para evitar los diferentes intentos de captura de la policía. Sin embargo, chocó con otro coche, lo que le obligó a bajarse y cambiar de vehículo, sacando de nuevo a su ocupante.
Todo terminó en una intersección, donde la fluidez del tráfico causó otro accidente que forzó a Stone a abandonar su tercer y último coche. Aunque emprendió una huida a pie, la policía fue capaz de alcanzarle y reducirle. Después fue trasladado a un hospital, donde se le realizaron diversas pruebas para averiguar si estaba sujeto a efectos de alcohol o drogas.