Hoy recordaremos la importancia de porque hay que defender el juego bien jugado, de la necesidad de estudiar este juego complejo y de entender a las personas; porque eso era el maestro José de la Paz Herrera. Algunos nunca le entendieron, jamás lograron entender que estaban frente a un entrenador de época en la región, pero el siempre, hasta donde pudo, dio su vida por el fútbol, por los futbolistas y por formar entrenadores.
No solo el hecho de clasificar al mundial por primera vez al mundial, de lograr esa gesta histórica, pero también la forma en que lo consiguió, más de alguna vez se ha escrito que el maestro José de la Paz Herrera era un adelantado a su tiempo. Pero pocas veces se dijo el por qué lo era.
La Selección Nacional de Honduras que se clasificó al mundial de España 82, se concentraba en Valle de Ángeles, generando sinergias positivas, momentos necesarios para relacionarse dentro y fuera del campo, esa generación de jugadores se consideran prácticamente hermanos, esto se conoce como superioridad socio afectiva, una de las superioridades primarias para buscar generar ventajas en este juego.
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El maestro de maestros del fútbol hondureño, repetía hasta el cansancio: “Nunca se sabe” pocas veces nos detuvimos a pensar en lo que realmente nos quería decir, porque todo iba a un ritmo muy rápido, pocas veces pensamos más allá. Su famosa frase es la descripción real de este juego no lineal y su complejidad manifiesta. Son esas palabras las que representan lo que realmente puede pasar o no en el juego, las que mejor describen la impronta de las acciones.
El maestro José de la Paz Herrera era un adelantado a sus tiempos, incomprendido, lector insaciable, coleccionista de libretas y videos; formador de personas que se dedican a este juego. Traía la vocación en el corazón, me despido saludando a su familia, en homenaje póstumo.
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