Un estudio reciente, realizado en España y publicado en marzo pasado por la prestigiosa revista médica Infectious Diseases and Therapy [1] (Enfermedades Infecciosas y Tratamiento), demostró que un estilo de vida basal sedentario es un factor de riesgo independiente de mortalidad en pacientes hospitalizados por COVID-19.
Los autores del estudio concluyeron que los pacientes con baja actividad física basal, tienen mayor riesgo de mortalidad por COVID-19, independientemente de los otros factores de riesgo conocidos anteriormente como ser obesidad, diabetes, hipertensión arterial u otras afecciones médicas subyacentes como ser enfermedad cardíaca, renal o hepática.

Todos sabemos que la mortalidad de la infección por el COVID-19 anda en alrededor de un 3% y que, en ausencia de un tratamiento eficaz, el control de los factores de riesgo que predisponen a las formas graves de esta enfermedad es fundamental.
Grandes estudios publicados sugieren que el ejercicio en sí mismo, puede reducir el riesgo de mortalidad por todas las causas y por enfermedades específicas. Pues se sabe que el ejercicio confiere mayor eficiencia cardiorespiratoria y potencia la inmunidad de las personas que practican un deporte de forma habitual.
En el caso específico de la infección por COVID-19, se sabe que el ejercicio produce un efecto regulatorio con el sistema renina-angiotensina-aldosterona que también se ha relacionado con la puerta de entrada del virus a la célula. Los pacientes entrenados reducen los niveles de angiotensina 2 y aumentan los de angiotensina 1 y 7, lo que favorece menos inflamación y daño pulmonar.
Sin ninguna duda, el ejercicio es la mejor vacuna contra las consecuencias negativas del sedentarismo. Una población activa es una población con mejor cantidad y calidad de salud y bienestar en todos los aspectos. La combinación de ejercicio físico, con una alimentación adecuada, no fumar y la canalización del estrés es la mejor estrategia en salud.
Sobre el tipo y cantidad de ejercicio que se podría prescribir como medida preventiva para no sufrir un COVID grave en caso de ser infectado, el estudio también demostró que los pacientes que realizaban una práctica deportiva de forma habitual, aunque fuera de forma moderada, como por ejemplo caminar a ritmo rápido 30 minutos al día, al menos 5 días a la semana, tenían una menor tasa de mortalidad.

FUENTE: 1. Influence of Baseline Physical Activity as a Modifying Factor on COVID-19 Mortality: A Single-Center, Retrospective Study. Ricardo Salgado-Aranda, Nicasio Pérez-Castellano, Iván Núñez-Gil, A. Josué Orozco, Norberto Torres-Esquivel, Jesús Flores-Soler, Ahmed Chamaisse-Akari, Ángela Mclnerney, Carlos Vergara-Uzcategui, Lin Wang, Juan J. González-Ferrer, David Filgueiras-Rama, Victoria Cañadas-Godoy, Carlos Macaya-Miguel & Julián Pérez-Villacastín. Infec Dis and Ther. 14 Mar 2021;1-14. Doi: 10.1007/s20121-021-004-6. PMID:33715099.