No hemos trabajado el fútbol, porque el fútbol se trabaja, así como la tierra; si me permiten la analogía. No hemos creído en el juego, ni si quiera en el talento, nos hemos dedicado a cosas artificiales y todos somos culpables del producto actual que tenemos. Todas las personas ligadas al fútbol hondureño pueden sumar más al servicio de este colectivo para hacer crecer la semilla de este juego, porque nació mala hierba en nuestro jardín, no se ha logrado abonar en pro de los futbolistas y este es resultado final.
Un deporte que no está en vías de recuperación, que no sobrevive gracias a la intervención de muchos, si no que vive en las peores condiciones posibles; solo es de convivir en el fútbol base para darnos cuenta de que son personas particulares que mantienen vivo el juego de los niños.
Los que llegan realmente son unos afortunados, pero no todos cuentan con la fortuna, el juego premia muchas veces a los mejor formados y a los que mejor comprensión tienen del mismo.
Pero debemos velar por aquellos que no son educados de la mejor forma, los que pasan por procesos formativos deficientes, que son la mayoría, que son los que en su niñez no contaron con las mejores oportunidades. Ni la vida ni el fútbol fue justo con ellos, porque todos se merecen mismas posibilidades para potenciar su talento natural. No es una utopía, es la realidad por la cual se lucha en el primer mundo y debemos aspirar a eso.
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El fútbol es un constructor de posibilidades, un detonador de sentimientos, un posibilitador de vínculos sociales para crear una mejor sociedad, pero si esa colectividad esta maltratada, el colectivo del fútbol también.
¡Qué no nos extrañen los resultados futbolísticos! culpar nada más a los federativos es reducir la complejidad del escenario. Esto es mucho más grande, el día que los responsables de dirigir el país vean al fútbol como una herramienta para sacar de la pobreza social y mental a los niños; ese día podremos ver cambios positivos en nuestro fútbol.
Mientras el juego siga abandonado, cuando se insista en comentar sobre temas fuera del campo, cuando lo más importante sea cualquier otra cosa que no represente el fútbol, la culpa será compartida; todos debemos hacer grande este deporte en el país. Amemos la pelota con devoción y “sirvan al juego” como sentenció ayer el comunicador de fútbol Luis E. Guifarro.
El fútbol necesita a las personas más preparadas en sus diferentes cargos, profesionales del deporte, que los hay y muchos en el país; luchemos para que se puedan abrir esos espacios. Que aquellos que tienen la oportunidad de elegir, de tomar decisiones y hacer cosas en pro de nuestro fútbol lo hagan sin temor a equivocarse que lo hagan respetando siempre el juego que amamos.
¡Hagamos más por nuestro fútbol!
