Están por encima porque tienen infraestructura y un nivel competitivo muy alto desde siempre.
Es esto lo que sucede cuando a un equipo de fútbol hondureño le toca enfrentar, en el área de Concacaf, a uno mexicano o estadounidense, a veces, incluso hasta los costarricenses (en la última Liga de Concacaf, Saprissa dejó fuera a Olimpia y le quitó el título a Motagua).
Ellos están por arriba evidentemente y nosotros, a veces queremos creer que podemos ganar con tranquilidad y superarlos. En Honduras pecamos de soberbios y no aceptamos que nuestro fútbol aún está lejos del alto nivel.
Motagua quedó eliminado de Liga de Campeones de la Concacaf tras caer 3-0 ante Atlanta United en Estados Unidos.
Pretendemos competir en la élite y sin ni siquiera hacer una preparación adecuada, porque creemos que con el talento basta y como alguien me dijo un día, en mis inicios de carrera como periodista: “el talento no basta, hay que pulirlo, trabajar el doble, el triple, para ser mejor”.
Hemos estado muy cerca de lograr cosas importantes, pero siempre nos quedamos a medio palo, como se dice en nuestro país.
Los dos mundiales adultos a los que clasificó Honduras (Sudáfrica 2010 y Brasil 2014) es una muestra de ellos. Clasificamos, pero en la competencia demostramos lo que realmente somos, un país aún en pañales para poder competir en serio.
El fútbol nos ha dado la oportunidad de vivir momentos lindos, que para nosotros son épicos, como lo que sucedió en las olimpiadas de 2016 en Río de Janeiro, donde Honduras logró un cuarto lugar histórico, que recuerdo, hasta eso menospreciamos, porque el triunfo también nos desequilibra mentalmente.
Hay que auto analizarse y exigirse. Prepararse en todo sentido para poder competir al lado de los grandes. Pero acá, muchos, creen que ya hemos tocado el cielo y ni siquiera hemos despegado.
Lo sucedido con Motagua recientemente en la Liga de Campeones de Concacaf, ha sido una nueva lección para todos. Para los jugadores, entrenador, afición, periodistas, directivos. Para todos.
Porque antes del cruce contra el Atlanta United, muchos dijimos, algunos hasta con soberbia, que Motagua podría clasificar sin problema ante este poderoso equipo de la MLS y al final, no ha sido de esa manera porque la calidad se impuso, la mejor preparación física, mental y futbolística.
El Atlanta terminó avanzando sin despeinarse, mostrando una evidente superioridad colectiva e individual. El mismo futbolista del Motagua, Héctor Castellanos, tras la eliminación, aterrizó diciendo algo doloroso, pero real: “Las diferencias son enorme, están a años luz”.
Y es así. Ellos están muy lejos en cuanto a nivel se refiere. Les podemos ganar una vez, pero la regla siempre dirá que son superiores y la mayor cantidad de ocasiones, ellos avanzarán y nosotros nos quedaremos con las manos vacías.
No hay formación de base
En el fútbol, como todo en la vida, se vale soñar, creer en uno mismo y en nuestras capacidades, pero también se debe ser realista. Conocer nuestras habilidades, pero también las limitantes. Y nuestro fútbol tiene muchas debilidades.No tenemos una formación de base que les permita a nuestros jugadores, optimizar su talento natural. Y esto viene desde que las autoridades de nuestro fútbol hacen poco o nada porque los niños, que son el futuro, se preparen en condiciones básicas.
Hay falta de planeación. Nuestra Liga aún está caminando hacia el profesionalismo total en pleno 2020 y desde ahí podemos partir para medir en el nivel que estamos.
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Jorge Fermán pide a las autoridades del fútbol hondureño invertir en el fútbol menor para que se preparen en condiciones básicas.
Recuerdo, que en mi época de aspirante a ser futbolista profesional, varios jugadores ya “consolidados”, se negaban a entrenar extra para fortalecer sus debilidades.
Chelato Uclés, técnico histórico de nuestro país, les pedía que se quedaran tras las prácticas normales, para que mejoraran la técnica, el cabeceo, la definición, la velocidad, su potencia, etc. Nadie o muy pocos le hicieron caso. Los que aceptaban el reto, hacían la diferencia y podía competir en el alto nivel.
El fútbol no se trata solo de patear bien un balón. Para competir en este deporte hay que ir más allá y en Honduras, debemos de una vez por todas, comenzar a hacer algo para ser competitivos siempre.
Hay que evaluarnos todos, ser transparentes y buscar avanzar juntos. En Honduras hay mucho talento, pero no terminamos de explotarlo y aprovecharlo como se debe.