Con lo anterior tampoco pretendemos generar interpretaciones de regionalismos, puesto que el Estadio Olímpico de San Pedro Sula se ha convertido como en la casa de la Bicolor mayor, en las últimas cinco eliminatorias mundialistas y lo seguirá siendo rumbo a Qatar 2022.
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Volviendo al tema de las sedes que ya eligieron cada una de las asociaciones participantes con sus selecciones en la octagonal final de la Concacaf, nos encontramos que Costa Rica, El Salvador y Panamá jugarán todos sus encuentros en los estadios nacionales enclavados en sus capitales.
El Salvador se aferra al Cuscatlán que de moderno no tiene nada, Costa Rica al Nacional de San José, la mejor obra arquitectónica de la región, construido con fondos del gobierno de China Continental y Panamá que ha vuelto a remodelar el Rommel Fernández. Saliendo de la zona, Jamaica seguirá en el vetusto Estadio Nacional de Kingston con el mal olor a lo antiguo y a la marihuana que por aquellos lados la consumen libremente.
El estadio Nacional tiene cerrada una parte de la gradería ya que presenta grandes figuras.
Regresando a lo del estadio Nacional, hace varios meses se conoció de la aprobación, en el Congreso Nacional, de un presupuesto de 200 millones de lempiras para su remodelación, que incluía cambio de alumbrado, nueva grama y butacas en las diferentes localidades. Todo se anunció con bombos y platillos en sendas exposiciones de los proyectistas.
Con el paso del tiempo dichos fondos no han sido ejecutados sin que nadie pueda dar razón si fueron destinados para el renglón en referencia o para otros asuntos. Unos se pasan el balón a la Secretaria de Finanzas que no lo transfiere a la Confederación de Deportes y otros que no los ejecuta el Gobierno del Indómito de Lempira.
Por eso es muy común que el director de Cinco Deportivo y candidato presidencial, Salvador Nasralla, pregunte cada domingo en sus programas sobre los tales 200 millones de lempiras para el Nacional. Misterio sin resolver.
Así son las fisuras que tiene el estadio Nacional donde representa un peligro para la afición.
En tiempos en los que por ejemplo el Club Olimpia Deportivo está por inaugurar el Centro de Alto Rendimiento, José Rafael Ferrari, todo un gran ejemplo de avances de infraestructura en Centroamérica, de lo que nos ocuparemos en una próxima columna, en la capital nos debatimos sobre el destino que se le dará a los pedazos del Nacional.
En la capital hay varios sectores donde puede construirse un nuevo estadio para los partidos de las selecciones nacionales y los clásicos entre los cuatro denominados grandes. Para los demás encuentros el Olimpia y el Motagua bien podrían hacer miniestadios como los que tienen Comunicaciones y Municipal en Guatemala.
El Nacional tiene enormes fisuras en sus graderías de populares y nadie hace nada por arreglarlo.
Si bien es cierto en este momento la prioridad en la salud de los hondureños a través de lograr que todos estén vacunados contra el Covid-19, para las miles de personas que se benefician del deporte, en Honduras el fútbol es lo más importante de lo importante.
Por lo menos a mí me da mucha pena y tristeza, al igual que me dan otras cosas en el país, propiciadas por ciertos políticos, ver como a través de las transmisiones televisivas la precariedad y miseria en que han convertido el Nacional, el que todos los años se usa para los desfiles patrios y hacer gala de los poderosos, hasta con el armamentístico innecesario en tiempos de crisis financiera mundial.