Líder en el campo, con garra catracha, de buena visión y con la pasión de un central defensivo, son las características con las que Orlando Javier Salgado, padre de Javier Salgado, describe a su hijo.
Se trata de Javier Jaffet Salgado Ruiz de 18 años de edad, un apasionado que de jugar en las calles de Tegucigalpa, pasó a ser una de las promesas de Honduras en Estados Unidos.
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En el 2014, cuando Jaffet tenía solo 10 años, Javier Salgado viajó a Estados Unidos junto con su familia para darles un mejor futuro a sus hijos, sin importar que él y su esposa Aracely Ruiz tengan una discapacidad visual, ya que ellos dos son personas invidentes.
Los padres no se dieron por vencidos y sacaron adelante a su hijo en lo que más le gusta hacer, jugar fútbol como defensa central. Actualmente viven en un pueblo que se llama Bainbridge en la ciudad de Washington.
El catracho empezó esta aventura a sus cuatro años de edad, su papá siempre lo mantuvo ligado a este deporte y estuvo en una academia de Dani Turcios y recuerda ser aconsejado por la leyenda de la Selección Nacional.
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Javier Salgado siempre fue inspirado por sus papás, ya que gracias a ellos conoció del fútbol y son la razón por la cual él sigue jugando. Su posición favorita es de defensa central o medio defensivo. Siempre admiró la garra que tenía Puyol y es por eso que se enamoró de jugar ahí.
“Ellos son todo para mi, son mi motor, la razón por la cual juego este deporte y tengo mucha pasión. Primero Dios yo les pague todo el esfuerzo en un futuro”, declaró el Javier Salgado.
La joven promesa jugó en la secundaria high school por 4 años, ahora juega para su universidad y en su primer torneo fue elegido como defensa del año. También estuvo en un club privado, el Inter Bainbridge donde ganaron en Florida y lograron el Rose Bowl siendo el MVP de ese campeonato.
Recientemente aceptó una oferta de la Universidad de Tennessee y se unirá en agosto del año 2023. Eso suma otro gran paso grande a la carrera de Jaffet, ya que va a jugar en una de las más grandes del país.
“Mandé vídeos míos a la universidad y ellos hicieron un viaje para venir a verme. Los especialistas me miraron jugar y les gustó, así que también gané una beca estudiantil.
Desde pequeño ha sido muy fanático de la Liga Nacional de Honduras. El joven confesó que es fiel seguidor del Motagua y que siempre su corazón va a pertenecer a los azules.
Javier siempre ha tenido en mente jugar con Honduras y triunfar en el fútbol “Mi sueños más grandes son representar mi país, ser un buen jugador profesional, debutar en la MLS y en el extranjero” declaró para DIEZ.
Javier se dedica a estudiar. Actualmente está en la carrera de terapista respiratorio, ya que le gusta mucho saber como funciona el cuerpo. Estuvo trabajando en la oficina de deporte del condado y también fue traductor en una clínica campesina.
