Plataforma reseñada: PlayStation 4
El género del FMV es de los menos vistos en el mundo de los videojuegos. FMV son las siglas en inglés de Full-Motion Video, se trata de un videojuego cuyas escenas no constan de modelos en 3D o vectores, sino de videos pregrabrados en acción real, como una película, en la que el jugador va tomando las decisiones del personaje principal, lo que puede llevar a una escena o a otra.
Así llega a nosotros The Gallery, del estudio británico Aviary Studios, un FMV con una dura crítica a la sociedad británica, las absurdas prácticas de consumo modernas y el cómo el ser humano se deja corromper por su avaricia. EL juego cuenta dos historias, aunque en realidad solamente es una, lo cual pasamos a explicar a continuación.
La premisa principal del juego es la siguiente: un retratista toma como rehén al dueño de una galería de arte, dentro de su propio negocio, y no lo deja ir a menos que su extraña demanda sea cumplida, la cual es permitirle pintar un cuadro del protagonista. A medida que la historia avanza, conocemos las intenciones y el pensamiento ideológico que mueve a este violento retratista.
Las dos historias del juego cuentan con la misma premisa. Una ocurre con una mujer tomada como rehén por un retratista varón en 1981, mientras que la otra historia intercambia los roles, un hombre es rehén de una retratista femenina en 2021. Los actores principales son los mismos en ambas historias, interpretando a distintos personajes. Pero la historia, y el mensaje que trata de transmitir, son el mismo.
El diseño de producción de la película, o bueno, de los videos que componen el FMV, es bastante humilde, pero con entornos bastante cuidados que siempre están compuestos por una paleta de colores viva, que ciertamente evoca ese sentimiento que realmente produce visitar una galería de arte. Esto se complementa con un manejo de la iluminación bastante bueno. En general, el director de fotografía ha hecho un buen trabajo.
Del otro lado del espectro, el guion que maneja el juego como tal es bastante ambiguo. Como mencionamos antes, el título intenta manejar el tema del consumismo y como cambia al ser humano, pero comete el ―quizás― error de enfocarse completamente en la sociedad británica, con sus cultura y forma de ver el mundo, la cual es difícil de entender, o de relacionarse con ella, siendo ajeno a este país.
Es complicado comprender, y lo es más todavía, empatizar con los ideales expuestos por el personaje del secuestrador, teniendo en cuenta que sus argumentos se basan en la situación que atravesaba la sociedad británica en los contextos en los que se desarrollan ambas historias (1981 y 2021), por lo que, para un extranjero, se trata simplemente de una situación de rehenes y no de un debate social, al menos en cierta parte.
Aunque las actuaciones son convincentes, por parte de los dos actores principales de ambas historias, los diálogos con los que tienen que trabajar se siente, de vez en cuando, inverosímiles, y los hacen hacer (valga la redundancia) cosas que no haríamos durante una situación de rehenes. Las acciones de ambos personajes son irreales, caricaturescas, con el fin, claro, de darle mayor énfasis a la historia que a la situación como tal.
Ahora bien, el juego como tal, la característica de la toma de decisiones. Lo cierto es que las decisiones que se pueden tomar durante las partidas son más bien pocas, el juego cuenta con un sistema de relaciones, que cambiará el destino de los personajes secundarios en base a nuestras acciones, pero no es tan complejo como se oye, ya que a veces solo tomamos una decisión con respecto a un personaje y eso es todo, esa única decisión es la única interacción que tenemos con ese personaje.
Además, algunas tramas secundarias no llegan a nada en concreto, y están ahí solamente para exponer más sobre la situación social de ese momento determinado. Aunque debido a su variada cantidad de finales para ambas historias, el factor de rejugabilidad está a la orden del día, algo que cabría esperar de un FMV o de una aventura gráfica.
El juego se encuentra disponible en varios idiomas (subtítulos, pues solo cuenta con las voces originales en inglés británico), siendo uno de ellos el español de Latinoamérica, que cuenta con algunos errores gramaticales, como palabras pegadas, entre otros. Además, se escapa uno que otro regionalismo, por ejemplo, en cierta escena, se puede leer en el subtítulo “querés”, en lugar de “quieres”.
Finalmente, The Gallery es un título que puede jugarse aunque no seas británico, pero ciertamente no tendrá el mismo impacto. Más que ser un juego, es una crítica audiovisual en la que las decisiones que toma el jugador sobran, pues pueden resultar superfluas o muy básicas (a veces las decisiones ofrecidas por el juego no convencerán). La escritura es ligeramente pretenciosa, pero tiene salvación.