Internacionales

Kevin Mejía, medallista Panamericano: 'No era un niño de casa, era rebelde'

El atleta hondureño de lucha atendió a DIEZ en Lima, Perú, luego de haber conquistado bronce Juegos Panamericanos Lima 2019.

2019-08-08

Eran las 3:30 de la tarde en Perú y tras un viaje de casi hora y media se pudo encontrar a Kevin Mejía, uno de los grandes héroes de Honduras en los Juegos Panamericanos de Lima 2019.

FICHAJES: Olimpia firma refuerzos; Motagua ficha central y Elis dejaría la MLS

Es del Triunfo de la Cruz (Tela), tiene 24 años y en su infancia fue un poco rebelde, según nos contó en Callao, donde se encuentra hospedado.

Tiene dos madres, una de ellas es una tía que lo adoptó y la otra pues es su verdadera mamá, ellas lo son todo para él y sin duda esa medalla de bronce va para ambas y para un país que debería sentirse muy honrado de tener a un atleta como Kevin Mejía Castillo.

¿Qué representa esta medalla de bronce para tí?
Siempre agradeciéndole a Dios, para mí representa mucho, representa un logro más para mí, un logro más para mi país, lo veníamos buscando hace tiempo, entrenamos para eso y gracias a Dios se pudo lograr.

Foto: Diez

¿Te quedas con la sensación que pudiste hacer algo más en estos Juegos Panamericanos?
Así es, pude haber hecho un poco más porque de los contrincantes todos nos conocemos y pues lastimosamente no pude seguir avanzando, pero no me quedo aquí, tenemos más metas y más competencias y pues primeramente Dios ojalá podamos ganar cada una de ellas.

¿Qué te pasó en semifinales ante el estadounidense?
Creo que me descuidé mucho la verdad, era una pelea que podía haber llevado hasta los 10 minutos, pero como en todo deporte, un descuido te cuesta una final o un pase a la final.

Cuando viste que el oro no iba a ser posible, ¿Qué pasó por tu cabeza?
No me sentí tan mal porque yo dije que venía a buscar una medalla como sea y tenía la oportunidad de buscar una medalla de bronce y pues ahí estaba para mí. Era un contrincante que decía que le podía ganar, pero no estaba confiado, salí desde el principio con todo para no encontrarme con una sorpresa.

¿Qué se viene para ti ahora?
Viene el Mundial en septiembre, ahí van a salir los primeros boletos para ir a Tokio 2020, vamos a prepararnos bien para eso, ojalá encontremos un buen resultado.

Ya son dos medallas Panamericanas, ¿Te consideras uno de los mejores atletas de la historia de Honduras?
Creo que sí, gracias a Dios he tenido buenas resultados con el esfuerzo que he dado, mi entrenador que siempre ha estado ahí, el Comité Olímpico siempre ha estado apoyándome y pues una medalla Panamericana no es cualquier deportista que la gana, son escasas en el país, espero lograr otra más, que creo sería la última para mí.

Foto: Diez

¿En Juegos Olímpicos qué tan difícil ves una opción de medalla para ti?
Si me dan los entrenamientos necesarios, los fogueos necesarios y todo eso, puedo estar entre los primeros en los Juegos Olímpicos, de eso no hay duda, porque la mayoría de los contrincantes son deportistas que han luchado conmigo desde que tengo 16 años y ellos siempre están metidos entre los primeros tres, entonces no es algo difícil, entrenando muy fuerte lo puede lograr.

¿Crees que tener pasaporte hondureño te ha afectado en esta carrera en lucha?
Pues sí, porque en países grandes siempre menosprecian a los países chiquitos, los árbitros siempre van a favor de los países grandes, más aquí en América, los favoritos siempre son Estados Unidos, Cuba, Puerto Rico, Venezuela, Colombia y así. Cuando vamos a Europa es peor, porque no conocen a Honduras y es muy difícil pelear con un árbitro que está en contra tuya.

¿Contamos un poco sobre cómo fue tu infancia?
Pues mi infancia fue un poco loca la verdad ja, ja, ja… La verdad no era un niño tan de casa, digamos que era un poco rebelde, iba con mis amigos a jugar todo el tiempo, regresaba y ya me estaban esperando en la casa y me decían “ya te la ganaste”, yo solo quedaba viendo a mi mamá de lejos, yo salía corriendo, pero mi mamá era muy rápida y siempre me alcanzaba. Creo que fue la mejor etapa para mí. Estudié, jugué de todo, hasta fútbol, libre, escondite… No me quejo de mi infancia.

¿No fue una infancia dura?
La verdad no, siempre tuve el apoyo de mis familiares, siempre estuvieron ahí, mi mamá siempre luchó por mí y como considero que tengo dos madres (su tía que lo adoptó y su verdadera madre), pues las dos estuvieron ahí, así que les agradezco siempre a ellas porque me dieron todo, no nací en cuna de oro, pero ellas buscaban siempre darme el pan de cada día y pues ahora yo soy el que busco el pan de cada día para dárselo a ellas.

¿Cómo fue que terminaste en lucha?
Todo empezó por mi hermano Jeffrey, el empezó a luchar, un día se fue de vacaciones y cuando regresó lo miré muy grande y dije, “a este qué le hicieron en Tegus”, y pues me preguntó si quería entrar a la lucha y dije que sí. Me decía que todas las medallas tenía que ir a entrenar a la playa con él, me levantaba a las 5:00 de la mañana, así inicié, él me enseñó.

Foto: Diez

¿Consideras que un atleta en Honduras puede vivir con lo que gana?
Algunos, no a todos les dan el mismo presupuesto, en deportes habla tu resultado siempre.

¿Qué es lo que un atleta hondureño necesita para triunfar así como tú en uno Panamericanos?
Sacrificarse, tener sus metas claras, saber que siempre vas a perder y siempre vas a ganar, porque si piensa que solo va a salir victorioso en nada está, pues si pierde una pelea y ya se desanima pues en nada está.

¿Cambiarías algo de tu vida o de tu carrera?
La verdad no, yo estoy feliz con lo que he hecho a pesar de las altas y bajas que he tenido en mi vida, yo estoy feliz con lo que he hecho día a día.

¿Y Humberto Torres, tu entrenador, qué significa para ti?
Es el padre que nunca estuvo conmigo, él siempre estuvo ahí para mí, digamos que desde el primer día siempre estuvo, él me aconsejó y lo sigue haciendo porque a veces me pierdo por mi cabeza, me enojo demasiado y él está ahí para mí, peleamos a veces por mi actitud, a veces no quiero hacer las cosas porque me siento bien cansado, pero él me dice que así es la lucha y que debo seguir porque eso me llevará a grandes cosas. Él para mí es un padre, no puedo decir que es como un padre.