'Una suspensión es una cosa. Pero ni siquiera poder entrenar, como al principio, es un trato peor que si fuera un hooligan', dijo en entrevista publicada este jueves por el diario alemán Kicker.
La FIFA suspendió al atacante charrúa por nueve partidos oficiales con su selección (quedó fuera del Mundial y se perderá la Copa América de este año), por morder al defensor italiano Giorgio Chiellini durante la victoria de Uruguay 1-0 ante la Azzurra en fase de grupos.
Además fue obligado a mantenerse cuatro meses fuera de cualquier actividad vinculada al fútbol.
'En vacaciones tenía incluso miedo de ir a ver jugar a mis sobrinos en Uruguay en categorías inferiores. Según la sanción, no podía pararme en un campo de juego. Cosa que no entiendo hasta hoy', explicó.
Para cerrar habló de lo que vive en el conjunto azulgrana y de su relación con Messi y Neymar. 'Solemos disculparnos mutuamente cuando no nos pasamos la pelota', cerró.