Tal es el caso del futbolista del Real Madrid y de la Selección de Croacia, Luka Modric, quien tuvo una infancia dura antes de llegar a destacar futbolísticamente.
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Sucede que en 1991, en Croacia estalló una guerra que acabó con la vida de miles de personas. Luka protagonizó una de ellas viendo a su abuelo morir cuando tenía cinco años de edad.
Esta guerra se prolongó durante muchos años. El terror dio origen a la desgracia que dejó sin alientos a muchos habitantes. La familia del actual jugador Merengue, que vivía en una pequeña aldea (con el mismo nombre de su apellido) tuvo que mudarse a otra región un lugar llamada Zadar porque corrían peligros.
Ahí, aquel soñador de pequeño continuó jugando fútbol impresionando a pocos y extraños hasta que dio fruto. Ahora es uno de los jugadores referentes, tanto de su selección como en el Real Madrid.