Abuelos del Choco Lozano no se perdieron detalle del Real Madrid-Girona en el Bernabéu

¡Vamos Choco! Ese era el grito de aliento de la familia del atacante hondureño Antony Lozano, en su natal Yoro, específicamente desde el barrio Las Brisas, que antes era conocido como El Patrol, para ver cómo el catracho pisaba el césped del mítico estadio Santiago Bernabéu, en el encuentro que su equipo el Girona enfrentó ayer al Real Madrid en la Liga española.

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Tuvieron que transcurrir 68 minutos para que eso pudiera pasar. Sus primos y abuelos paternos, Francisca y Rubén Lozano, estaban ansiosos por ver a su nieto tener una tarde histórica con el equipo catalán en la capital española.

El técnico Pablo Machín hizo ingresar a Lozano en la segunda parte del duelo, no pudieron gritar su segundo gol en LaLiga, pero para la familia del Choco, verlo jugar por televisión es un orgullo infinito.

'Yo me siento muy alegre y le doy gracias a Dios porque mi nieto está donde nosotros queríamos, y esperamos que él siga más adelante y que cuando venga de nuevo a Honduras, nos pueda visitar', expresó doña Francisca casi con lágrimas de emoción y risa por su querido nieto, mientras esperaba ansiosa el comienzo del partido y sobre todo, ver al Choco en la cancha.

Al Choco no le gustaba el estudio

Su abuelo Rubén Lozano echó de cabeza al Choco, y afirma que al atacante no le gustaba el estudio y que siempre se iba a las calles de Yoro a jugar con el balón.

'A él jamás le gustó estudiar, y la mamá nos decía que no quería ponerse con los cuadernos, en eso le dijimos que él tenía que hacer lo que le gustaba, si a él no le gusta estudiar hay que dejarlo que sueñe con lo que quiere, si era la meta, que la siguiera'.

Cada vez que Antony visita su lugar de origen, es alabado, pues no ha perdido sus raíces.

'Acá en Yoro él es muy querido, saluda a todo mundo, es el orgullo de nuestra familia', dijo.