Liga Nacional

Bryan Róchez, el futbolista que querían fuera maestro

2013-12-18

Cuando estaba por cumplir cinco años, Bryan Róchez perdió a su madre, pero la vida en vez de darle la espalda, le regaló una familia que lo acogió como uno de los suyos y ahora se muestra orgulloso de esos padres que lo educaron y a quienes adora porque le llevaron por el buen camino.

Ayer fue un día especial en Tornabé, Tela, porque don Ricardo Herrera, padre de Bryan, estaba de cumpleaños y qué mejor regalo podría llevarle el ariete de Real España que su camisa de campeón autografiada por todos su compañeros.

“Son detalles que valen mucho. Me queda a la medida”, comentó un emocionado don Ricardo mientras se medía la camisa con el número 35 y que estrenó ayer mismo.

“Felicidades, lo quiero mucho”, le dijo un sonriente Bryan.

El artillero de la Máquina se crió en el seno de una familia cristiana, lo han educado con una rectitud que se ve reflejada en su humildad y carisma. “Solo tenemos palabras de agradecimiento a Dios porque ha sido bueno con nosotros. No imaginábamos vivir este momento y nos sentimos gozosos”, expresó el patriarca de la familia del ariete de la Realeza, quien sonreía como un niño al escucharlo.

Doña Rosa no cabía de la felicidad: “Desde pequeño siempre fue su anhelo, triunfar en el fútbol y le damos gracias al Señor por lo que ha conquistado mi hijo. Es algo magnífico lo que he vivido este año, campeón centroamericano con la Sub-21, mi título de Bachillerato y el domingo la Copa de Liga Nacional, he sido bendecido por Dios”, reconoce Róchez.

SIEMPRE FUE UN CHICO INQUIETO

Cuando su madre biológica dejó de existir, Bryan no se dio cuenta, pues apenas era un niño. Fue una tarde, ya mayor, cuando leyendo la Biblia, encontró un papel en el que estaba escrita la fecha 4 de diciembre de 2000, cuando falleció su progenitora. Le preguntó a doña Rosa qué significaba y tuvo que contarle lo sucedido.

Bryan tomó ese día como especial y en honor a su madre en las selecciones menores de Honduras comenzó usando esa camisa con el número cuatro. “Me gustaría usarla en Real España, pero cuando llegué me puse primero la 35 y creo que me ha dado suerte y ya no la cambiaré”, dijo el atacante.

El jugador tiene sus gustos por la comida. “Le encanta la machuca y las baleadas, también el pescado. La última vez que había venido comió machuca con cangrejos, es su plato favorito”, agrega doña Rosa contando entre risas esos recuerdos.

“Estoy sumamente agradecido con mis padres por la crianza que me dieron, por todo lo que me enseñaron, la humildad y a trabajar fuerte día a día. Ellos me incursionaron también a seguir estudiando y lo haré, son cosas que les agradezco”, afirmó el futbolista visiblemente emocionado por estar ahora al lado de los suyos.

TIENE EL DON DE LA ENSEÑANZA

Don Ricardo Herrera soñó con ver algún día al pequeño Bryan Róchez en un salón de clases, enseñando a los niños, era un tema de conversación de forma continua con su esposa.

“Siempre quise que fuera maestro de educación, pero cuando él creció me dijo, ‘no papi, no quiero ser profesor, voy a ser jugador’. Tengo una hija que enseña y otro hijo que está estudiando magisterio, pero Bryan decidió este camino”, recordó el padre.

“Nunca me vi como catedrático ja, ja, ja, lo mío fue siempre estar acompañado de la pelota, me daba mis escapadas para jugar al fútbol”, contó el ariete revelación del Apertura.

El futuro de Róchez en el fútbol es grande: “No sé hasta dónde va a llegar, pero todos los días oramos con él porque Dios lo ha tocado. También oramos por el profesor Medford, que me le ha dado la mano a mi chiquito”, expresó doña Rosa muy emocionada.

TAMBIÉN ES CANTANTE

Cuando llega al pueblo, Róchez asiste a la iglesia con sus padres. Desde niño siempre lo hizo y era uno de los miembros del coro, además le gustaba cantar y tocar varios instrumentos.

“Siempre que cantaba la alabanza ‘La niña de tus ojos’, que interpreta Daniel Calveti, la gente se emocionaba porque lo hacía espectacular, además sabe tocar las maracas y la tortuga en el grupo de alabanza”, dijo doña Rosa.

Así es la historia del delantero que un día soñó con ser futbolista, y hoy con 18 años lo consiguió y la vida lo premió con un título.