Fruto del amor entre una olanchana, Carmen Andrade y el alemán John Kiebitz, quienes se conocieron en 1995 y unieron sus vidas en el 99, Michelle forma parte del centro de alto rendimiento Honduras Idols y adquirió la tremenda condecoración que otorga la Federación Mundial de Taekwondo con sede en Corea del Sur en enero pasado.

La joven, que acaba de cumplir 11 años y tiene un hermano al que considera su “ídolo”, Alexander, jugando fútbol en la Fundación Marcet de Barcelona, España como guardameta, cuenta que “para mí es muy importante porque en el futuro esto me va a ayudar mucho y abrirá muchas puertas para lograr cosas con valor en mi vida”. Además, confiesa que a futuro espera que esta pasión le permita “poder llegar a una buena universidad y tener un buen trabajo”.
Alemania, la tierra de su padre John, quien nació en Stollhamm, una ciudad pequeña que queda cerca de Hamburgo, es el destino en el que Michelle quiere forjar una carrera; eso sí, siempre llevándola de la mano con los estudios. “Este deporte me ayuda a concentrarme, en mi disciplina, desarrollo y madurez”, acepta con motivación.
Kiebitz estudia el quinto grado en la Escuela Bilingüe Seran y, pese a que no es ahí en donde expone todo su talento en el taekwondo, afirma que le ha sido de gran utilidad por el apoyo que le dan con sus entrenamientos y cada vez que obtiene logros. “Solo algunos compañeros saben lo que alcancé, pero están muy felices por mí”, expresa con una sonrisa tímida.
Competir internacionalmente es otro de los estímulos que tiene la pequeña Michelle y no lo esconde “Lo he estado pensando muy recientemente, me gustaría ir a algunos torneos; en este deporte tengo como ejemplo a Andrea Erazo, que es muy buena y a Vanessa Alvarado, que también fue a muchos campeonatos importantes”.