Además, es el primero en ganar nueve veces un Grand Slam y el primero en encadenar un decenio sumando, al menos, un título de Grand Slam. Lo del español fue espectacular porque supo reponerse de una primera ventaja que tomó Djokovic en el primer set y manejó con mucha precisión los restantes momentos del partido.
También Nadal logró su décimo cuarto grande, con lo que igualó al estadounidense Pete Sampras y se queda a tres de Federer, plusmarquista de ese apartado.
Este duelo era uno de los desafíos más esperados del tenis, el combate entre el primero y segundo del Ranking Mundial de la ATP. Ambos son los dos mejores tenistas del momento y se jugaban más que la Copa, también estaba sobre la cancha la hegemonía del tenis del planeta.
El serbio buscaba recuperar el primer puesto que alguna vez perdió en octubre de 2013. Pero Nadal nunca ha había perdido en Roland Garros contra Djokovic, al que venció también en la final de 2012 y en las semifinales del año pasado.
La Philippe Chatrier (la cancha donde se jugó esta final) es como su casa para Nadal. Aunque Djokovic lo venció en los cuatro últimos duelos, el último en la final del Masters 1,000 de Roma, disputada sobre una superficie igual a la de Roland Garros, eso al final no contó porque el español es el vencedor.