Desde un enganche para sujetar los cubiertos a la hora de comer, hasta una prótesis, pasando por teclados para ordenadores o tabletas adaptados, la nueva tecnología es una herramienta que facilita la fabricación de enseres y artilugios vinculados a cada necesidad de forma más barata y rápida.
Por ello, en Madrid, para garantizar la autonomía para personas con discapacidad física y orgánica gracias a las impresoras 3D, la federación Famma-Cocemfe y el Centro de referencia estatal de autonomía personal y ayudas técnicas (Ceapat) están gestando un acuerdo basado en esta “tecnología emergente”.
“Puedes hacer todo lo que se te ocurra con dimensiones de 20 por 20 centímetros”, asegura el técnico del programa educativo de Famma, Miguel García-Montalvo, que también trabajará con las adaptaciones impresas en tres dimensiones.
Después de enumerar más de una decena de objetos que mejorarán el rendimiento de personas discapacitadas en las aulas, como punteros, cobertores o conmutadores, García-Montalvo hace una breve pausa y destaca con entusiasmo que “si se unen objetos de 20 centímetros se puede hacer de todo”.