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Blog de Elmer López: Los atletas transgéneros en el deporte en el caso famoso de la nadadora Lia Thomas

El doctor Elmer López escribió sobre la nueva realidad en el deporte con las personas transgénero.

2022-01-26

Primero, antes de que se me acuse de transfóbico, quiero aclarar que tocaré este delicado tema, como siempre debe de ser en todo tópico que involucre aspectos ético morales, basado en el conocimiento científico.

Actualmente la natación universitaria y el deporte olímpico de los Estados Unidos se encuentran en jaque, debido a que una nadadora universitaria transgénero está rompiendo récords en la natación universitaria femenina.

El término transgénero se refiere a las personas que tienen una identidad o expresión de género que difiere de su sexo al nacer. Cuando una persona transgénero desea asistencia médica para la transición de un sexo a otro se identifica como transexual.

Lia Thomas, de 22 años, quien nació hombre, compitió durante tres años con el equipo masculino de natación de la Universidad de Pensilvania bajo el nombre de Will Thomas. En 2019, cambió de sexo, aguardó un año para cumplir con el tratamiento hormonal de 12 meses para suprimir sus niveles de testosterona y desde noviembre de 2021 comenzó a competir en la natación femenina en donde ha roto varios récords universitarios y amenaza inclusive, los récords nacionales de las famosas nadadoras olímpicas Missy Franklin y Katie Ledecky.

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Esto conllevó a que muchos padres de las nadadoras del equipo de la Universidad de Pensilvania firmaran una carta dirigida a la NCAA (Asociación Nacional Atlética Universitaria), donde se refirieron a Thomas como una amenaza para el deporte femenino: “El precedente que se está sentando, en que las mujeres no tienen un espacio protegido y equitativo para competir, es una amenaza directa para las atletas femeninas en todos los deportes”.

Lia Thomas durante una de las competencias.

A su vez, Cynthia Millen, una jueza de la Federación de Natación de los Estados Unidos, renunció a su cargo en señal de protesta: “No pretendo criticar a Lia, pase lo que pase, es una hija de Dios, una persona preciosa, pero es un cuerpo masculino nadando contra los femeninos. Y ese cuerpo masculino nunca se puede cambiar, siempre será un cuerpo masculino”.

Posteriormente, Nancy Hogshead, una excampeona olímpica y ahora abogada de derechos civiles comentó: “Todas las chicas y mujeres transgénero deben ser bienvenidas en el deporte, pero en pruebas separadas o con resultados aparte en aquellas modalidades en que no quedan suficientemente mitigadas sus ventajas de rendimiento ligadas al género masculino”.

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Sin embargo, el debate aún persiste, pues la Federación de Natación de los Estados Unidos reconoce como oficiales los tiempos obtenidos por Thomas, la cual inclusive, puede llegar a formar parte del próximo equipo olímpico femenino de natación de los Estados Unidos.

Según las normas del Comité Olímpico Internacional (COI) adoptadas en 2015, para que una persona transgénero que se declare mujer pueda competir con las mujeres, debe de recibir por lo menos un año de terapia de reemplazo hormonal para suprimir los efectos de la testosterona, la cual debe de ser cuantificada y ésta debe de ser menor a 10 nanomoles por litro, cuatro semanas antes de ser seleccionado para participar en una competencia.

Will Thomas quien se transformó en Lia Thomas, al cambiarse de sexo.

Pero el 16 de noviembre del 2021 (algunos aseguran que fue para blindar a Thomas), el COI anunció un nuevo reglamento sobre los atletas transgénero, afirmando que ningún atleta debe ser excluido de la competición por suponer que tiene una ventaja debido a su género. Este nuevo marco, que entrará en vigencia posteriormente a los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing 2022, elimina la utilización de los niveles de testosterona para decidir quién puede competir, es decir, los atletas transgénero ya no tendrán que reducir sus niveles de testosterona para competir. Sin embargo, el COI afirma que no es una regla y deja la responsabilidad para determinar si un atleta tiene una ventaja desproporcionada en las federaciones de cada país.

ANÁLISIS

Está demostrado por la ciencia aplicada al deporte que los hombres post púberes que practican la natación competitiva son 11-12% más veloces que las mujeres nadadoras de su rango de edad.

Por ejemplo, Michael Phelps tenía solo un 0.8% de ventaja sobre su gran rival Ian Crocker cuando ambos compitieron en los 200 metros libres de los juegos de Atenas en 2004, pero tenía un 12.62% de ventaja sobre la medallista de oro femenina, la australiana Petria Thomas. Eso es debido a que los hombres logran un mayor desarrollo muscular por el efecto de la hormona masculina llamada testosterona. Además, la testosterona influye en un mayor desarrollo de otros músculos como ser el corazón y la musculatura de la caja torácica, lo cual también les confiere una mayor ventaja en cuanto a su capacidad cardiopulmonar.

También está demostrado que un año de terapia de supresión hormonal es un tiempo insuficiente para revertir todos los efectos en un músculo que nació, se desarrolló y entrenó como hombre, ya que existe también un mecanismo de “memoria muscular”, el cual no puede ser revertido por la supresión del efecto de la testosterona.

En el caso de Lia Thomas, con la hormonación se volvió sólo un 2.6% más lenta en los 200 libres de lo que era antes de la transición, pero seguía siendo mucho más rápida que sus contendientes mujeres. Por eso, recientemente un grupo de expertos médicos y de destacados profesionales de la salud deportiva han firmado una declaración donde sostienen que el reglamento del COI para los atletas transgénero amenaza con socavar la integridad del deporte, señalando que el nuevo marco del COI se centra principalmente en una perspectiva particular de derechos humanos y no se consideran los aspectos científicos, bilógicos y médicos.

Lo que sí sabemos de esta decisión por parte de las autoridades deportivas basada exclusivamente en las leyes de autodeterminación e inclusión de género impuesta por la presión de los colectivos y no basadas en el conocimiento científico, es que las mujeres biológicas que practican el deporte competitivo, están siendo afectadas al competir en una lucha desigual contra mujeres transgénero, pero con cuerpos masculinos. El efecto tsunami que esta determinación producirá dentro del deporte femenino mundial apenas ha iniciado.