Dele Alli rompió el silencio. El mediocampista inglés ha revelado los traumas de su pasado que todavía lo persiguen y por los cuales no ha podido dar ese salto que todos estamos esperando en la Premier League.
El jugador apuntaba para marcar una época en el Tottenham, aunque su carrera se ha derrumbado en los últimos años, y en gran parte por culpa de las horribles experiencias que vivió cuando apenas era un niño.
Dele nació en el seno de una familia conflictiva. Su madre era alcohólica y no dedicaba el tiempo necesario a su hijo, que descuidaba en muchas ocasiones a pesar de su temprana edad.
“Me da miedo hablar de ello, pero es el momento de hacerlo”, arranca diciendo el jugador en un diálogo con el ahora comentarista Gary Neville, en su canal de Youtube The Overlap.
“Cuando volví de Turquía (estuvo a préstamo durante esta última temporada), y me enteré que necesitaba una operación, estaba muy mal mentalmente y decidí ir a un centro de rehabilitación de salud mental. Tratar adicciones y traumas. Sentí que era mi momento. No te pueden decir que vayas, tienes que saberlo y tomar la decisión tú mismo o no funcionará”, asegura el británico antes de contar todo lo que vivió.
“Una mañana que tenía que ir a entrenar, estaba mirándome en el espejo y pensando en la retirada. A los 24 años a pesar de que hacía lo que amaba. Para mí esto era algo que me rompía el corazón. Era siempre una lucha conmigo mismo en todo. Estaba atrapado en un mal ciclo y en cosas que me estaban haciendo daño”, describe la exfigura del Tottenham que luego dio el salto al Everton.
“Por fuera sonreía, parecía que ganaba la batalla. Por dentro la estaba perdiendo”, reconoció Alli. “Si conocieras mi vida entenderías esto mejor... Un trauma es un trauma y tu cuerpo lo registra en la misma medida. Quiero ayudar a la gente para que vean que no están solos”, advirtió.
Dele recuerda una terrible experiencia en relación con un allegado de su madre. “A los seis años abusó sexualmente de mí un amigo de mi madre, que estaba mucho en la casa. Mi mamá era alcohólica. Me enviaron a África para aprender disciplina y luego me enviaron de regreso”.
“A los siete años ya fumaba, a los ocho empecé a vender drogas. Una persona mayor me dijo que no detendrían a un niño en bicicleta, así que iba por ahí con mi balón de fútbol, y luego por detrás llevaba las drogas”, confiesa.
Fue adoptado por otra familia
Y continuó: “A los 11 me colgaron de un puente. A los 12 me adoptó una familia increíble. No podría haber pedido mejores personas para hacer lo que hicieron por mí. Si Dios creó a las personas, fueron ellas”.
A partir de ese momento, una vez que llegaron sus padres adoptivos, su vida comenzó a mejorar. Con 16 años ya estaba metido de lleno en en el fútbol. Sin embargo, no guarda rencor con su mamá biológica: “Mi madre bebía mucho y no la culpo en absoluto por lo que pasó”.
“Ir a rehabilitación me ha ayudado a entenderla, era todo lo que sabía. Incluso cuando me dejó ir y me adoptaron, ella y yo sabíamos que era lo que necesitaba para tener la oportunidad de vivir la vida que quería y tener éxito, porque solo iba en una dirección si me quedaba allí”, cuenta.
Finalmente, Dele Alli explica que no quiere mantener más la relación con sus padres después de vivir un incómodo momento cuando tenía 18 años.
“Mis padres biológicos fueron al periódico y empezaron a acusar a la familia que me adoptó. Fueron a la prensa diciendo que estas personas se estaban aprovechando de mí. Querían revisar mis contratos y yo no había hablado con ellos durante años. Después de eso me sentí tan traicionado y defraudado... Dolido por no poder mantener la relación con mi madre. Y tampoco quiero una relación con mi padre ”, sentenció.
Hoy, con 27, Dele Alli regresó al Everton (tras irse cedido al Besiktas de Turquía), equipo al que llegó con la carta de libertad en enero del 2022, con el objetivo de recuperar su nivel, ese que lo llevó a ser internacional con la selección inglesa hasta mediados del 2019, cuando perdió su lugar en el plantel.