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'En Facebook muchos creen que Gamuza es Lio Messi”

El ex actor de Cebollitas, Brian Caruso habló de su parecido con el atacante del Barcelona y su amistad con Maradona.

2013-12-13

Aunque ahora tiene 25 años, los rasgos de su cara no cambiaron casi nada. Por eso, a Brian Caruso lo siguen reconociendo por el papel que interpretó a los 8 y que marcó su vida: el de Gamuza, el simpático y querido niño de la calle en Cebollitas.

Gamuza – su nombre en la serie era Diego Cuchuffo, pero nadie lo llamaba así – entró tarde al exitoso programa infantil futbolero que emitió Telefe entre 1997 y 1998.

Pero, a los pocos capítulos, se convirtió – hablando de fútbol – en todo un 'golazo': el público adoró a ese nene de gorrita en la cabeza, cuyo apetito insaciable le hizo inmortalizar la frase “Vengan milanesitas con Gamucita”.

Brian en charla con 24CON de Argentina expresó que disfrutó de compartir con Diego Maradona quien lo invitaba a comer pizza y asegura que muchos creen que fue Lio Messi quien protagonizó la sierie.

Acá la entrevista:

¿Estás aburrido de que te pregunten por Gamuza?
No me molesta para nada que me digan Gamuza. El personaje pegó tanto que ya lo tengo incorporado, y gracias a él hoy en día soy conocido. Todavía se dan vuelta en la calle, me paran y me hacen preguntas. Eso se dio también porque en el exterior (Ecuador, Costa Rica, Grecia, Rusia) el programa se pasó mucho. En Grecia, el nombre se tradujo “Taruza”, entonces me mandan mensajes por Facebook que dicen: “Hello, my friend. You are Taruza!”. En Ecuador todavía repiten Cebollitas cada dos meses. Gente de mi edad me dice “a mi hermana le encanta tu programa y tiene 10 años”.

¿Cómo entraste a Cebollitas?
Entré cuando el casting ya estaba cerrado. Hablé con Feliciano Torres, el hijo de Enrique Torres, el autor, y al chico le gustó mucho mi manera de ser. Entonces lo llamó al padre para que fuera a verme. Él no quería, pero el hijo le insistió y lo convenció. Cuando me vio quedó boquiabierto. Al otro día me tomaron el casting. Me hicieron estudiar dos papeles y, como tengo mucha memoria, me los aprendí bien. Así que me agregaron en el cuarto capítulo, como el niño de la calle que se quería ganar su lugar en los Cebollitas y siempre pedía titularidad.

¿Vos jugás al futbol?
Sí, soy bueno. Siempre me gustó, y en la semana trato de jugar cinco veces. Pero, en la época del programa, el fútbol era algo muy tranquilo para mí. Mis compañeros tenían 14 años y yo 8, entonces me gustaba el fútbol, pero jugaba más con los muñecos y los autitos.

¿Te pagaban un buen sueldo?
Eso siempre lo administraban mis viejos. Creo que, en relación con lo que se paga ahora, era muchísimo menos. Pero en ese momento se vivía bien con eso. Igual mis viejos no vivían con esa plata, ellos trabajaban de lo suyo y, lo que yo ganaba, lo guardaban para mí, por si quería ir al parque de diversiones o comprar algo. Nunca me usaron la plata, como le pasó a Macaulay Culkin.

¿Cómo hacías para trabajar e ir al colegio?
La escuela era bastante flexible, pero tampoco podía faltar a clases porque era conocido. Hubiera perdido el año igual, aunque las maestras se sacaban fotos conmigo para los diarios. Siempre estuvieron muy orgullosas de mí, porque trabajaba y estudiaba al mismo tiempo, y me iba bien, tenía facilidad para aprender las cosas. Lo vivía muy intensamente: me levantaba a las 7 para ir al colegio, salía a las 12, me iba a grabar y terminaba a las 8 de la noche. Llegaba a mi casa, comía, me bañaba, y estudiaba el guión para el día siguiente, más algo de la escuela. Y los sábados de 8 a 3 de la tarde grabábamos los partidos.

¿Fue un golpe para vos cuando terminó Cebollitas?
No, no lo sufrí para nada. Seguí haciendo series, como Los Buscas y Calientes. Después, durante ocho años, me puse a hacer teatro independiente, producido por mí y por mi familia, en la costa, el Complejo la Plaza y en San isidro. Hice “Harry Potter”, una adaptación escrita por mí. Como era más chico, era muy parecido al personaje, y en ese momento era el auge de las películas, así que el teatro siempre se llenaba. Después me puse a trabajar en la empresa de mi cuñado y largué un poco. Pero tengo en claro que, el día que vuelva a meterme de lleno, voy a dejar cualquier otra cosa que esté haciendo, porque la actuación es una pasión para mí.

¿Además de tu parecido con Harry Potter, ¿te confunden con alguien más?
Muchos en Facebook pensaban que yo era Lionel Messi, que Gamuza era Messi. En la vida hay gente para todo, muchos me confundían. Puede ser porque en el programa yo era muy chiquito, tipo “pulga”, y Messi es chiquito también (risas). A veces suben una foto mía y los comentarios son: “Gamuza es Lionel Messi” o “Messi está disfrazado de Gamuza”. Para mí, que me comparen con Messi es un halago.

¿A qué otros jugadores admirás?
Admiro a muchos. Messi es un gran jugador. Me gustan mucho Agüero y Tevez, y Maradona en su época. Yo conocí a Maradona, porque en Cebollitas trabajé con su hija Dalma. Diego me amaba y yo lo terminé amando a él. Compartí mesas de asado, me llevaba a la cancha y me iba a comer pizza con él. Una locura. A esa edad, es una experiencia que no se olvida nunca. Haber recorrido su museo de camisetas y revovérselas, no me lo olvido más.

¿Por el programa conociste a otros futbolistas?
En el programa llevaban futbolistas para que den clases a los Cebollitas. Han ido Farid Mondragón, el Tito Pompei, Martín Palermo, el mellizo Barros Schelotto. En uno de los capítulos, yo soñaba que jugaba con la primera de Boca, y fui el único que pude ir a entrenar con el equipo. En ese momento estaban el Negro Tchamí y el Bambino Veira, que me daba indicaciones. Todos se morían de risa.

¿Las frases famosas de Gamuza estaban guionadas o surgieron solas?
“Vengan milanesitas con Gamucita” fue guionada, pero se convirtió en un hito porque la manera en que yo la decía resultó graciosa. Es lo mismo que Alfredo Alcón cuando decía “la mesa está servida”, y la gente lo aplaudía sólo por decir eso. Fue la frase que le dio vida al personaje. Después, estaba el “gorda pedorra”, que Gamuza le decía a la hermana. Era un latiguillo que, en comparación con lo que dicen ahora en las tiras juveniles, era una inocencia, algo muy infantil. Y a la gente le encantaba.