Todo comenzó en 2010, después del Mundial de Sudáfrica que ganó España, cuando Casillas le respondió a Mourinho, quien afirmó que el Balón de Oro de ese año se lo merecía Wesley Sniejder y no Lionel Messi.
En 2011, 'Mou' se enojó con el arquero cuando se reunió con Xavi y Gerard Piqué, dos emblemas del Barcelona, después de una polémica Supercopa española entre ambos equipos. La idea era terminar con los conflictos pensando en la selección y la Eurocopa 2012, pero el técnico portugués lo sintió como una falta de respeto hacia su estilo confrontacional. Incluso dejó en la banca a Casillas en el siguiente partido del equipo, en el Trofeo Santiago Bernabéu.
La tensión aumentó en 2012. Mourinho acusaba en lo interno a Casillas de ser responsable de algunos goles, mientras que el capitán sentía que el DT hacía odiosas diferencias con los españoles del equipo. Pero el técnico negaba los problemas y así comenzaba a tirar en contra a la afición blanca, sobre Iker.
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Después, se vivió un período de aparente calma, hasta que al final de 2012, Mourinho dio un golpe de autoridad y argumentando una baja en el rendimiento, le quitó la titularidad a Casillas.