El 28 de febrero de 1994, en Tychy, una ciudad de Polonia, nació Arkadiusz Milik y no tendría una infancia fácil, ya que siendo solo un niño, su padre lo abandonó y a la edad de seis años empezó a robar en pequeñas tiendas cercanas.
Además, adoptó la mala costumbre de fumar en las calles y con estos inicios, nadie apostaría por que el pequeño llegase a convertirse en un futbolista profesional de primer nivel que es ahoras, hasta que Slawek Mogilan se cruzó en su camino.
Foto: Diez
Mogilan, el entrenador del Rozwoj Katowice, club en el que jugaba Milik, actuó de padre y encaminó el futuro del futbolista, que con dieciséis años comenzaba a destacar en Polonia.
A esa edad debutó en Tercera división y llamó la atención de varios ojeadores, alguno de la Premier League de Inglaterra, pero Milik rechazó todas las ofertas para seguir formándose cerca de casa.
Así fichó en el Gornik Zabrze a las órdenes de Adam Nawalka, que desde el primer momento tuvo claro el talento que tenía el joven.
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Allí, Milik explotó y dio el paso para salir de su país natal. El propio Nawalka es ahora el seleccionador de Polonia y cuenta con el futbolista de
Tychy.
En dos temporadas con el Ajax, el polaco anotó 47 goles, 24 de ellos en la última campaña. Un pasaporte directo a las mejores ligas de Europa. Las ofertas no tardarían demasiado en llamar a su puerta y la mejor fue la del Napoli.
Después de Cavani y el 'innombrable' Higuaín, en solo cinco partidos oficiales el polaco se ha convertido en el nuevo ídolo de San Paolo, el nuevo crack de la era de Aurelio De Laurentiis.
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El presidente del club napolitano pagó 32 millones, bonus incluidos, por la compra del delantero después de haber vendido al 'Pipita' por 90 a la
Juventus.
Aquel niño que pasaba horas fumando o robando pequeños comercios se ha convertido en el alma de un estadio tan caliente como
San Paolo, en la esperanza de la afición napolitana.