El jugador argentino Gonzalo Higuaín ya es nuevo jugador del Nápoles, al que llega traspasado por el Real Madrid, club que confirmó la salida del delantero con un escueto comunicado en su web oficial.
'El Real Madrid C. F. comunica que el jugador Gonzalo Higuaín ha sido traspasado al Nápoles. El club quiere mostrar su agradecimiento a todos estos años de dedicación y profesionalidad, y desearle mucha suerte en su nueva etapa', se lee en el breve comunicado del club madrileño.
Una nota que llega apenas minutos después de que el Nápoles hiciese también oficial la contratación de Higuaín.
Se trata del tercer traspaso en lo que se lleva de verano del Real Madrid al Nápoles, pues en días pasados habían seguido este mismo camino José María Callejón y Raúl Albiol.
AL FIN TERMINA LA NOVELA PARA HIGUAIN
Con su fichaje por el Nápoles, el argentino Gonzalo Higuain ha puesto fin a su carrera deportiva en el Real Madrid y, con ello, a una historia repetitiva los últimos veranos, cuando el argentino empezaba en la línea de salida de los traspasos y terminaba posando sonriente en la foto oficial del conjunto madridista.
Acostumbrado a superar las adversidades y a sobreponerse a la competencia de otros jugadores, Higuaín había aguantado siempre el cuerpo a cuerpo saliendo victorioso de una presión motivada por un entorno que parecía exigirle más que al resto.
Con discreción, diciendo sobre el césped lo que callaba fuera, Higuaín ha completado una provechosa carrera en el Real Madrid. El delantero, que llegó con diecinueve años siendo el 'Pipita', se marcha ahora convertido el 'Pipa'.
Más maduro, más serio, capaz de asumir responsabilidades y de mostrarse determinante llegado el caso.
UN DURO CAMINO PARA EL 'PIPITA'
No ha sido un camino fácil. Higuaín ha aprendido a sobrevivir a base de instinto; ofreciendo trabajo, esfuerzo y goles a cada nuevo inquilino que ocupaba el banquillo del Santiago Bernabéu. Capaz de hacer de la paciencia virtud y de la voluntad de triunfo un arma, el punta ha sido 'un perro de caza', como le definió en su día Mourinho, con las siete vidas de un gato.
Se marcha un jugador al que sus detractores le acusaban de conseguir lo más difícil y perderse en lo más fácil. Un delantero completo, capaz de marcar más de cien goles con la camiseta blanca regalando al mismo tiempo un buen puñado de ellos a sus compañeros.
El último que marcó en partido oficial llegó en la jornada que cerraba la pasada campaña, con el Osasuna como rival. Brazalete de capitán en el brazo, firmó uno de esos tantos con sello propio.
Fue una arrancada para el desmarque, con el balón adherido al pie tras un gran control y definir después con el interior ante la salida del portero.
No lo celebró entonces, tampoco había motivos. En lo colectivo la Liga estaba perdida. En lo personal, ya barruntaba lo que iba a expresar minutos después ante los medios, su deseo definitivo de salir del club poniendo fin a una etapa tan provechosa como intensa.