La sensación para los turistas es de pura adrenalina. El tren viaja durante 20 minutos desde la falda del parque Nacional de Tijuca hasta que llega a su destino. Hace dos estaciones al momento de encontrarse con uno de los trenes que vienen de retorno.
El corazón late fuerte, pues el recorrido es en medio de un verde bosque en el que los rayos del sol cuestan que entren por el espesor de las hojas. Se respira aire puro, pero ratos falta el oxígeno de la emoción.
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El tren viaja despacio, sin apuros, está bien programado para salir una y otra vez cada 20 minutos.
'El viaje es algo inolvidable. Son 20 minutos en tren para ver a Cristo', dijo Silvia, una mujer brasileña que ha visitado el Corcovado unas 20 veces en su vida.
Los turistas se alistan para salir en el tren a ver al Cristo Redentor.
Por ratos el silencio se apodera del tren y apenas se escucha el cántico de las aves que habitan en el bosque.Subirse en ese tren es todo un honor, pues en el se trasladaron personajes históricos como el Papa Juan Pablo II, Albert Einstein y la princesa Diana.