El joven de 24 años, que hace 17 brillaba en el engramillado de su natal San Luis de Zacatales, Santa Cruz de Yojoa, ha tenido que pasar por una serie de adversidades para llegar hasta donde está, luchando por llevarse el título de goleo y con una gran posibilidad de salir al extranjero.
Con apenas 20 años de edad, llegó a hacer una prueba en las reservas del desaparecido Necaxa, Eduardo Bennett, que era el encargado de dicha escuadra, le dijo que le interesaba, pero no se pudo quedar al no llegar a un acuerdo con la directiva. Después se fue a hacer otra prueba en el Atlético Choloma y ahí convenció a Edwin Pavón, pero no tuvo la fortuna esperada y pasó casi de forma desapercibida con apenas un gol marcado en el campeonato en que descendió el club. Estando en este equipo, que ahora forma parte de la segunda división, Motagua preguntó por él y por Kevin López, pero al final solo ficharon a López, porque la cuota de goles de Tejeda no llenó las expectativas del representativo capitalino.
Casi se pierde...
Luego de su mala experiencia en la ciudad de la maquila, estuvo seis meses sin jugar y la angustia se apoderó de él. Por su mente pasó truncar la carrera futbolística para irse a Estados Unidos. “Mi mamá, Alma Iris Escobar, me dijo que no quería que nosotros nos separáramos”, recuerda el espigado futbolista. Dicen que después de la tormenta llega la calma y eso le pasó en 2014, cuando el Honduras jugaba en la segunda división, su ficha fue comprada por este equipo y aunque estuvo a punto de no jugar en este club, porque tuvo pláticas y un acercamiento con el Sula de La Lima, al final se quedó.
Tejeda, quien actualmente tiene 24 años, llegó a El Progreso para ganarse el respeto y cariño de la afición de esta escuadra. Fue una de las figuras para lograr ascender y luego en primera división anotó 18 goles en dos torneos. Por su actuación en el equipo, ha sido considerado en la Selección Nacional.
Sus inicios
Su primer entrenador, Manuel Aguilar, cuenta que “desde pequeño mostraba ser un gran jugador”, aunque acepta que “no me imaginé que llegaría tan lejos”. Aguilar empezó a entrenarlo desde los 7 años y lo describe como “una persona humilde y muy bien portado”. Como es una tradición en las comunidades de Honduras, al hacer retos los equipos llevan primera y segunda, pero algunos traen “mosquitos” (menores de 9 años) y ahí fue como Tejeda empezó a hacer sus pininos en el fútbol. “Venía yo y les decía: cipotes, mañana aquel equipo trae mosquitos, los quiero a las 10:00 am. Desde antes ya estaba Tejeda diciéndome, vamos a jugar verdad. Era un gran goleador, cuando lo dejaba en la banca se enojaba todo”, señala. Su padre, del mismo nombre, fue un reconocido jugador del sector, que brilló en las ligas burocráticas y a quien conocían como “Piocha”. Edwin Pineda, primo de Tejeda, recuerda esa época con mucha nostalgia. “Era muy callado, humilde, pero buen delantero, goleador, ahí andaba en todas partes jugando”, señala Pineda, con quien el jugador sacó el sexto grado en la escuela Guadalupe de Quesada. Y es que Angelito, como le dicen todos en la familia, además de ser futbolista, es un estudiante amante de los números. Por buscar sus sueños como jugador, tuvo que hacer un alto en sus estudios, pero este año los retomó para sacar el bachillerato por madurez en el Instituto Hondureño de Educación por Radio (IHER), ubicado en la Residencial Oro Verde de La Lima, en donde radica con su mayor inspiración: su familia.
Mirá al lío en que se meterá Real España si no gana el sábado: http://bit.ly/1kNPZ7BPosted by Diario Deportivo Diez on miércoles, 11 de noviembre de 2015