32 personas han muerto en los últimos tres torneos por violencia entre barras

La violencia se ha convertido en los últimos años en un látigo que lacera el fútbol hondureño y que ni siquiera una ley creada el año pasado ha sido capaz de controlar los disturbios en los estadios. Los equipos, responsables de organizar los espectáculos, en colaboración con la Policía Nacional, no han encontrado la fórmula para identificar y controlar a los generadores de estos disturbios.

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El último de ellos cobró la vida de Jonathan Josué Rojas, de 20 años, seguidor del Olimpia, quien falleció la noche del sábado en la sala de urgencias del Hospital Escuela Universitario de Tegucigalpa, luego de ser agredido brutalmente a pedradas por aficionados de Motagua, de acuerdo a lo informado por la Policía Nacional.

Por increíble que parezca, estos grupos organizados, que nacieron en un inicio para apoyar a los clubes de fútbol, se han convertido de a poco en un nido de resentimientos y que con cada riña, llena de luto a las familias catrachas.

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El del sábado, cuando miembros de la Ultra Fiel y de la Revo se encontraron en el Bulevar Morazán en una zona donde está una construcción en marcha, fue un suceso que también fue marcado por el derramamiento de sangre, no solo hubo un fallecido, sino también cinco heridos más.

Ante esto, la Policía Nacional luce, aparentemente, sin respuesta, pues aunque muchas veces garanticen la seguridad dentro de un estadio, en las afueras la historia es otra. No por nada y de acuerdo a las estadísticas manejas por el Sistema de Estadística Policial de Honduras, en los últimos tres torneos de la Liga Nacional, han fallecido 32 personas por culpa de la violencia desatada por las barras en los estadios y alrededores.

'Son cifras alarmantes, no debemos permitir más que estos grupos sigan imponiendo el miedo a aquellos que quieren disfrutar del fútbol', afirma Jorge Alberto Rodríguez Montoya, vocero de la Policía Nacional.

LA POLICÍA NACIONAL SE DEBE PONER LAS PILAS
Para Rodríguez Montoya, la solución es clara, pero para erradicar este mal, deben unirse fuerzas.
'Hemos mantenido reuniones con directivos de la Liga Nacional y con los encargados de barras, se habla de la importancia de comportarse, pero aunque hemos establecido una estrategia clara y fuerte, siempre se han dado conflictos que muchas veces han acabado con la muerte de aficionados dentro o fuera de los estadios', explica.

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'Muchos dirán que esta situación se nos escapa de las manos, pero de ahora en adelante todo va a cambiar, ante nosotros las barras asumen un compromiso de cero violencia, pero ya en los partidos, la historia es otra, aunque no es todos los duelos. Este es un problema social que debemos atacar ya', agregó Montoya.

Todo aquel que cometa actos violentos en un estadio, serán capturados y puestos a la orden de los juzgados, eso sí, si se les encuentran drogas, se les someterá a una investigación y podrían recibir desde castigos leves o ser remitidos a prisión si se les comprueban vínculos delincuenciales.

Las barras que más problemas han dado en los últimos años, de acuerdo a la Policía Nacional, son las que involucran los partidos entre Olimpia y Motagua, Olimpia y Real España y Real España y Marathón.