El jugador de Olimpia nos abrió las puertas de su pueblo para contarnos que además de disfrutar la vida jugando fútbol, ordeña ganado.
Oliver cambió los tacos por ropa cómoda para llevarnos a una gran aventura. “¿Están listos para ir a mis tierras?”, nos preguntó. Le contestamos que para eso habíamos viajado más de una hora desde la capital, sin imaginarnos que el camino iba a ser bastante complicado.
El jugador se subió a nuestro carro y nos dirigimos a sus terrenos, pero descubrimos que para llegar a ese destino teníamos que pasar por una quebrada seca. Nos dio un poco de tensión, pero nos dijo “Tranquilos, queda bastante cerca”.
Al llegar al hermoso lugar, Morazán se bajó del vehículo, abrió un portón de alambre y empezó a apartar las vacas para que entráramos.
“Miren amigos, estas son mis vacas”, nos dijo y empezó a llamar a Pamela. “Esta es mi consentida, porque es mi última compra”, nos explicó.
• Oliver siempre trata de cuidar sus vacas.
“Debo ser sincero, es más difícil una pretemporada que mis tareas en la ganadería, aunque el campo es cansado, pero es totalmente diferente al fútbol”, siguió.
Cuando Oliver nos mostraba su ganado y sembradíos, se acercó un carro de paila, donde venía don Rigoberto Morazán, el padre del jugador olimpista, y compartió con nosotros que está totalmente orgulloso de lo que hace su hijo tanto en los campos.
“Esta actividad es muy sacrificada, no es un negocio en el que una persona saldrá de la noche a la mañana de la pobreza. Además de que nosotros lo hacemos en pequeña escala. Oliver siempre me apoya y por eso tenemos nuestras vacas lecheras”, expresó don Rigoberto.
EL QUE PERSEVERA ALCANZA
Oliver nos explicó que la mayoría de las vacas las ha criado desde que eran terneritas, pero espera llegar a crecer en este rubro, como lo ha hecho en el fútbol, porque fue uno de los jugadores que más sufrió para cumplir su sueño.
“Solo las personas que están cerca de mí saben lo que me ha costado cumplir mis metas, cada objetivo logrado es fundamental para mi vida”, destaca.
“Estuve dos años en segunda división y tengo cinco en primera, me costó jugar, pero nunca pensé en dejar mi sueño tirado, en mi mente siempre pasó que debía luchar para cumplir mi objetivo, a veces uno quiere todo rápido, pero solo Dios sabe cuándo las da”.
Oliver tiene claro que para triunfar en la vida, a veces, se debe pasar por grandes dificultades.
“El momento más duro de mi carrera fue cuando no jugaba en Olimpia y me mandaron al Deportes Savio, allá agarré mucha experiencia, tuve continuidad y fue lo mejor porque me ayudó para volver y hacer una carrera diferente”.
Su etapa en Deportes Savio.
“Ha sido difícil para él, estuvo mucho tiempo en el equipo de segunda y las reservas, siempre le admiraré su perseverancia, es algo digno de resaltar porque gracias a su esfuerzo está logrando lo que ha sembrado”, le expresó don Rigoberto a su hijo.
Oliver Morazán está disfrutando su título con Olimpia, pero lo hace de una manera bastante diferente. Con su familia, con su gente y con su amor por la tierra y su ganado.
Los hijos de Oliver Morazán.
Oliver Morazán aún tiene presente el momento más complicado que ha tenido dentro de un terreno de juego, fue en 2011 contra el Santos de México en la Liga de Campeones de Concacaf.
“Recuerdo que en ese momento el profesor Tosello me respaldó, pese al error que tuve en ese juego. Me dolió mucho lo que viví esa noche, porque perdimos 3-1 por mi culpa”, recordó.
UN PADRE CARIÑOSO
En la cancha Oliver Morazán demuestra que no tiene piedad por nadie al momento de hacer una entrada fuerte, pero fuera de ella camina con su hijo, el pequeño Oliver, para todos lados.
“Es un gran esposo, responsable en todos los sentidos”, dijo su esposa Daniela.
“Mi hijo es todo, paso mucho tiempo con él cuando estoy en El Porvenir”, agregó Morazán.
• Don rigo es feliz con su nieto y su hijo Oliver.
GANADERÍA ES UNA TRADICIÓN DE A FAMILIA
Oliver Morazán es totalmente feliz cuando está en El Porvenir y comparte con su familia el negocio de la ganadería. El jugador de Olimpia asegura que es algo que le enseñó su padre desde que era un niño.
“Me han inculcado desde pequeño cosas buenas y entre ellas está la ganadería y agricultura. El campo para mí es una de las cosas más bonitas que existe”, nos dice.
“Yo le enseñé a ordeñar, trabajar y a ser honesto. Uno tiene que cultivar siempre a una persona de bien”, contó don Rigoberto, el padre del jugador de Olimpia.