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El núcleo Banegas-Murillo está compuesto por Edwin Banegas, Nolvia Murillo y tres hermanos, de los cuales dos están en el coloso apoyándolo.
'Un clásico como que es una final. Ganamos 1-0 con gol de Yustin', reza Edwin, de 41 años, en la previa del clásico de las 'emes'.
Nolvia es la mamá del mediocampsista de 25 años, quien asegura que 'vinimos a apoyarlos a todos, pero en especial a él'.
Cuenta que no lo ven tanto porque 'casi solo aquí pasa, pero cuando está allá se mantiene siempre, no pierde el ritmo entrenándose', menciona quien mejor lo conoce.
Nancy, la hermana que le sigue, cree que 'le va a ir bien, es buen hermano, cariñoso y se preocupa por la familia', a su vez que su padre confiesa algunos puntos importantes que le han llevado adónde está.
Dice que allá por 2013 fue Mario Berríos, ex capi esmeralda, el que los convenció de dejarle llegar a las huestes del Verde, ¡vaya casualidades de la vida!
Apunta que 'gracias a Dios ha sido una persona bien responsable en su trabajo y uno aconsejándolo, que debe tener los pies sobre la tierra, la humildad es todo'.
'Mario Berríos nos dijo que lo podía traer a reservas, con gran sacrificio porque se levantaba a las 3:00 de la mañana para agarrar el bus', recuerda don Edwin, quien considera que 'uno lucho para que él estuviera acá y con su fútbol ayudara a su familia' a día de hoy.
Es con esfuerzo y humildad que los tiene soñando, les permitió a los suyos verlo en unos Juegos Olímpicos allá por 2016 en Río y hasta les hizo gozar de un título en 2018 con el equipo sampedrano.
El flaco de Estero Indio ya mostraba su liderazgo en Marathón y, claro que sí, se abría paso con la bendición del capitán eterno, del mismísimo ídolo de la historia verdolaga.