Con esos dos acontecimientos el jugador aceptó: 'Estoy tan emocionado que casi no puedo ni hablar, es el mejor día de la vida', dijo con su rostro acompañado por las lágrimas de felicidad.
En la antesala de los juegos de la gran final, el jugador había dicho que temía que su hija naciera el mismo día del juego y como si fuese un guión de cine, así pasó.

'Estuvo hasta las 10:00 pm en la clínica, pero no se daba nada y se regresó a la concentración', contó Nahúm Pérez, gerente del equipo.
A las 5 de la mañana del sábado llegó la noticia y su primer gran momento esperado.
'Me llamaron y estaba emocionado, en eso le dije al profesor que me diera permiso después del almuerzo y pude al fin chinear a mi niña', dijo el jugador.
Al término del juego, el titularísimo jugador del Honduras no podía creer todo lo que pasaba, lloraba como niño y todos lo felicitaban por el doble acontecimiento.