Liga Nacional

El Motagua cumple sueño a los hermanitos Villalta

Kevin y Edwin soñaban con conocer al plantel de Motagua; el primero, que es el mayor, lloró al tener de frente al goleador Rubilio Castillo.

2018-08-11

Detrás de una cancha de fútbol hay muchas historias que uno no las sabe. En cada punto del país hay niños que sueñan con conocer a sus ídolos o llegar a jugar fútbol de manera profesional. Cerca de Tegucigalpa, en Santa Lucía, conocimos a los hermanos Kevin y Edwin Villalta, de 12 y 9 años.

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Estos menores de escasos recursos viven solo con su madre Ingrid. Su progenitora tiene problemas de visión, mientras que Kevin, el mayor, tiene un impedimento de dicción y le cuesta hablar. Arribamos a su casa, un hogar de madera y láminas donde debemos mencionar que el terreno no es de ellos, pues es prestado y un señor los ha dejado vivir allí desde hace cinco años. La pobreza es notoria y les toca dormir a los tres en una sola cama aunque no es problema porque lo hacen con la mujer que aman.

Ambos son muy inteligentes y por obra de Dios estudian. Uno de sus tantos sueños en la vida es conocer al plantel de Motagua y ayer Diez los llevó al estadio Nacional para que pudieran cumplirlo y la emoción de ellos fue mucha. Al momento de su ingreso al Nacional se podía ver la alegría en sus rostros, muy ansiosos esperaron a cada futbolista y al técnico argentino Diego Vázquez: al llegar, hubo éxtasis y hasta lágrimas.

Kevin, el mayor de los dos, abrazó a Rubilio Castillo, su ídolo, y brotó lágrimas por tanta emoción. El ariete trató de calmarlo y de darle palabras que nunca olvidará. “Es bonito que estos niños lo tengan de ídolo a uno y que gracias a Dios podamos conocerlos, ellos tienen esa dicha porque yo de pequeño no pude conocer a los que eran mis ídolos; sé que grandes cosas vienen para estos niños y que Dios trae un propósito, esto nos motiva a luchar por el equipo y estos niños”, dijo Rubilio. Por su parte Kevin, con todo y su problema al momento de hablar, esbozó: “Muchas gracias a Rubilio, me siento muy feliz”.

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Alguien que los apoya y mucho es Eduardo Solano, un catracho que trabaja como periodista en Estados Unidos y que siempre que viene a Honduras les aporta un granito de arena con comida o ropa. El “Guayo”, como muchos lo conocen, espera que algún día las autoridades ayuden a esta familia: “A mí me gustaría mandarles un mensaje a las autoridades y que hagan un esfuerzo para cambiarle la vida a estas personas, las condiciones que tienen ellos no la merecen”.

Foto: Diez

Y es que como Edwin y Kevin hay muchos casos, la intención es que esta alegría no solo quede en conocer a los jugadores de Motagua; el mayor objetivo es que en un futuro no muy lejano tengan una casa y mejores condiciones de vida por medio del fútbol o de algo que llene de alegría a estos niños de corazón azul.

Foto: Diez