Liga Nacional

Jairo Ríos: 'La mayoría de jugadores son mercenarios, juegan por dinero'

El entrenador de Marathón abrió su corazón y nos cuenta muchas de sus intimidades.

2015-06-18

El profesor Jairo Ríos es una persona muy seria, quien dice las cosas de frente, un extranjero con un amplio
conocimiento del fútbol hondureño, formador de jugadores y consejero hasta cierto punto de Jorge Luis Pinto.

Es un fiel creyente del trabajo duro, un devoto católico que disfruta lo que Dios le ha dado en la vida. Este reto fue propicio para conocer su buen estado físico, aunque una gripe le pasó factura, fue un recorrido de mucho aprendizaje con el maestro colombiano.

¿Cómo es Jairo Ríos como técnico?
Una persona humana, muy sentimental, que apoyo a morir a mis jugadores, no creo en la suerte, creo en el trabajo, la suerte es algo a lo que nos apegamos los mediocres, siento que soy un técnico que busca la perfección que es tan difícil lograr en el futbol.

¿Cómo llegó a Honduras?
Me trajo un amigo que estaba viviendo acá, me llamo y me dijo: “Profe, véngase para Honduras, usted con lo que hace en Colombia aquí es un rey”. Entonces le creí y me vine. El primer equipo que me abrió las puertas fue Marathón donde fui técnico 24 horas, había hablado con el presidente, con Rolin ya nos habíamos puesto de acuerdo pero no firmamos, al siguiente día yo me fui a Tegucigalpa a saludar a Chelato y cuando regresé Marathón ya había contratado a otro técnico.

¿Es complicado dirigir al futbolista hondureño?
El fútbol hondureño tiene una particularidad, que la mayoría de futbolistas juegan bien, pero cuando tienen que jugar y pensar a la vez se pierden, ese es el problema más grave que yo veo. Hablando con Pinto coincidíamos en eso.

Cuando uno les explica, dicen que sí entienden pero cuando van al partido ves que no entendieron, esa mentalidad es la que hay que cambiar desde pequeño. El biotipo del jugador hondureño es mucho mejor que el colombiano, más fuerte, rápido, resistencia, pero deben de trabajar y creérsela más.

Jairo Ríos recordó con mucho dolor su experiencia en Haití durante el terremoto sufrido en 2010.

Jairo Ríos recordó con mucho dolor su experiencia en Haití durante el terremoto sufrido en 2010.

¿Es difícil tener que lidiar con la crisis económica del Marathón?
Es que todo depende de cómo traten al jugador, es imposible que se le exija a un jugador si no se le paga, cómo van a rendir si están que lo echan de casa, que a los niños no se los reciben en el colegio, que no pueden ir al mercado, es imposible que se les exija rendimiento si tienen todos esos problemas encima porla falta de pago.

Desafortunadamente el mal ejemplo es el que muchos copian, el buen ejemplo del Olimpia, Motagua, Real
España o Parrillas One de pagar siempre no lo ven, esos equipos son los que siempre pagan.

Es un grupo muy maduro y de experiencia, hay tres jugadores que son el eje principal de este equipo, Emil, Berríos y Sabillón, ellos juegan por dinero pero también por amor al club y a la camiseta, la mayoría de jugadores son mercenarios, juegan por dinero, pero estos tres muchachos lo hacen también por el equipo porque ahí se hicieron.

¿Cuál es el mayor reto que tiene Pinto hoy por hoy?
Eso hablaba con él después del partido contra Guayana, tuvimos algunos diferencias por que yo le decía que su prioridad debía ser llegar a la semifinal de la Copa Oro y clasificar a la Copa América Centenario, pero él ya está mirando el mundial, no entiende que al pueblo hondureño hay que darle algo ya, les interesa el presente y que todos serían felices si hacen un buen papel en la Copa por que aquí se vive del momento, o somos muy buenos o muy malos.

De necio me decía que irá con un equipo a la Copa Oro pero que su meta es el mundial y hacer una campaña similar con la de Costa Rica, el comienzo de ese proceso es la Copa pero no el objetivo.

Cuéntenos sobre su experiencia en Haití...
Mi vida es antes y después de Haití como persona, soy más tratable, menos orgulloso y prepotente, menos hijueputa, no entendía por qué Dios me había mandado ahí, al segundo día le dije a mi asistente que nos fuéramos, la pobreza es extrema, los haitianos sueñan con irse a Estados Unidos, pero suelen hablar más de tres idiomas.

Yo llegué a la semana después del terremoto, fue impresionante, yo tenía que llegar un día antes del desastre pero por un problema de boleto no pude ir, ese día estaban en una reunión los federativos y murieron casi todos, incluso el técnico de la sub 17 quien me estaba representando porque yo no pude viajar.

El presidente se salvó por que en ese momento salió a recibir una llamada, comenzó el temblor, una losa le pegó en la espalda y cayó a una piscina vacía desde un tercer piso, se quebró unas costillas y una mano pero no se murió, son cosas difíciles de asimilar, eso me impactó y me cambió la vida por completo.

¿Una anécdota?
Fue con un jugador de fútbol que tuve en Colombia, Diego Serna Lopera, escogíamos en diciembre la selección nacional, estábamos trabajando y les di descanso el 31 de diciembre, les dije: “Cuídense,descansen y nada de jugar partido y nos encontramos el lunes”.

Cuando el domingo veo en la prensa que Diego sale lesionado de un amistoso que se había ido a jugar,
llegó el lunes y me dijo que se había caído de un caballo, pues yo le dije que se fuera a seguir en caballo y que me di cuenta en el diario que se lesionó jugando, me pidió disculpas pero igual lo despaché.

Otra vez me llevaron un peladito de 17 años a una selección sub 23 con una carita de montañero todo tímido,pues yo para no quedar mal lo puse en un partido, mi sorpresa es que era tremendo jugador, le pregunté el nombre y me dijo que se llamaba Iván Ramiro Córdoba, después tuvo una carrera exitosa.

Dirigí a René Higuita también, otros.

¿Lo más triste que ha pasado?
Estando recién llegado a Honduras estaba en el Valencia dirigiendo, estaba entrenando y me hicieron una llamada, me dijeron que era urgente de EstadosUnidos, pero yo cuando estoy entrenando no acepto ninguna llamada, cuando terminé vi que era de mi casa y devolví la llamada, mi señora me dijo que había muerto mi madre.

Fue un momento duro, no pude ir al entierro por muchas cosas, estuve mucho tiempo llorando solo y acongojado, con un sentimiento de arrepentimiento por no haberla acompañado en el último momento.